Josette Lassance, escritora: «Escribe y pedalea son los dos consejos que le daría a alguien que está sufriendo»

María Guntín
María Guntín SARRIA / LA VOZ

LUGO

ALBERTO LÓPEZ

La presentación y la firma del libro se celebrará mañana, a las siete de la tarde, en la antigua cárcel de Sarria

20 sep 2019 . Actualizado a las 14:07 h.

«À noite as flores exalavam o perfume da Galícia (...)». Así empieza la contraportada de Buen Camino, un cuaderno de viaje de Josette Lassance, una brasileña que ha entrado en catarsis gracias a la peregrinación hacia Compostela. Su libro es el resultado de una experiencia vital, intensa e importante. Un camino hacia la libertad plena y absoluta, esa que solo se alcanza con la paz interior que desprende la naturaleza.

—¿Cómo ha llegado hasta aquí?

—Soy brasileña, de Belèm. Estoy jubilada del tribunal de justicia. Ahora doy clases de arte y de historia. Hice el Camino de Santiago tres veces, en 2014, 2016 y 2017. Y lo hice yo sola porque quería hacerlo a mi ritmo, reencontrarme conmigo misma.

—¿Por qué decidió escribir un libro sobre el Camino?

—Decidí escribir el libro porque creo que en el mundo tenemos que dejar un legado, algo bueno. Hay personas superficiales y personas malas. No sé si acierto, pero creo que tenemos que ofrecer algo al mundo, separarnos de lo malo y lo que duele. Lloré mucho haciendo el Camino y también escribiendo este libro, que está dedicado a mi madre, que falleció hace un año y medio.

—¿Cuándo decidió empezar a caminar?

—En 2001 empecé a pensar que quería hacer un viaje grande. Leyendo una revista me enamoré de las fotos que vi y todas eran del Camino de Santiago. Yo no tengo mucha fe y pensé que tenía que buscarla. Todo fue para eso, metafóricamente hablando. Creo que esto es algo que se basa en la naturaleza, en los sitios por los que pasas. Entonces me preparé y en 2014 decidí hacerlo por primera vez.

—¿Qué le aportó?

—Descubrí cómo afrontar la vida. Me hice más fuerte. Todo el Camino es para alcanzar esto, no para hacer turismo. Hay gente que lo hace por viajar, pero yo lo hice despacio, disfrutando del sonido de la naturaleza y de la vida. Reflexionando. Con el Camino empecé a pensar más espiritualmente.

—Esto es lo que cuenta en el libro.

—Sí, mi vida cambió mucho. Descubrí que no somos nada comparado con la naturaleza. Tenemos que cuidarla y esto es algo de lo que hablo en el libro, una necesidad urgente.

—Es usted muy profunda.

—Vi muchas cosas malas haciendo el Camino, animales presos, maltratados. Eso me hizo daño. Creo que tenemos que pensar y mejorar. Reflexionar.

—¿Este libro le ha dado la libertad que deseaba?

—No todo el mundo tiene libertad. Es algo individual e interno. Algo que lleva a los aromas. Los aromas recuerdan afectos, amigos, amores y situaciones. Es importante sentirlos.

—¿Qué le diría a alguien que se ahoga, espiritualmente hablando?

—Escribe y pedalea. Es mi consejo. Yo iba a ser periodista, pero me atropelló un coche y no pude ir a la universidad entonces. Estudié historia posteriormente, pero llegué a escribir en un periódico.

—¿Le gusta leer?

—Mucho, hay escritores que con sus libros transportan su presencia. Una que me gusta dice que hay que escribir sin miedo, y escribirlo todo. Bukowski me encanta e inspira. Cuando leemos, sentimos que no somos los únicos que nos sentimos de una determinada forma en el mundo.

—¿Cómo consiguió publicarlo?

—Pagué para publicarlo. Bolsonaro cortó las ayudas para la cultura en su dictadura. Fue la única forma. Mi objetivo no es ganar dinero, solo dejar un legado, palabras buenas. No podemos pasar por el mundo y dejar lo que dejó Hitler, por ejemplo.

—¿De dónde viene su pasión por las letras?

—Aprendí lo que era la bondad con mi madre Josefa, que daba clase en la Amazonia. Ahora estoy escribiendo un libro con todos los recuerdos que tengo de ella. También fue ella la que me dejó el amor por las palabras.