Cómo conservar casas con 2000 años de historia

Alberto López
ALBERTO LÓPEZ LUGO / LA VOZ

LUGO

Los vecinos de Piornedo solicitan desde hace años a la administración un plan de conservación anual de las pallozas

11 ago 2019 . Actualizado a las 21:00 h.

Los vecinos de la aldea de Piornedo, símbolo de Os Ancares, llevan años alertando de que las pallozas no resistirán mucho tiempo más sin un plan anual de mantenimiento. Las construcciones de origen prerromano, que el historiador y arqueólogo García y Bellido calificaba como «fósiles de la casa castrexa» son el principal reclamo de una zona que vive eminentemente de la ganadería y del turismo rural.

Su protección impide repararlas con otra cosa que no sea la paja que, además de cara, es cada vez más complicada de conseguir. El precio medio de reteitar una palloza ronda los 30.000 euros.

Rehabilitación integral

Un total de 16 pallozas y seis hórreos se rehabilitaron íntegramente a finales de los años noventa, siendo Xosé Cuíña conselleiro, pero desde entonces solo se hicieron arreglos puntuales a medida que se degradaban. En el 2015, y después de años sin ninguna inversión, Xunta de Galicia y Diputación de Lugo firmaron un convenio para restaurar 400 metros de teito de las pallozas. No dio para mucho pese a que la adjudicataria mejoró la oferta hasta los 600. Gracias a ese extra se pudieron reparar una media de 40 metros cuadrados en edificaciones que pasan, de largo, de los 100 cada una.

Los responsables de aquella restauración fueron los teitadores de la aldea de Burbia, en el Bierzo leonés: Juan González Abella y Santos Neira, que estos días trabajan en la rehabilitación de las pallozas que también se conservan en la aldea de O Cebreiro, en Pedrafita.

Trabajo complicado

Los dos trabajadores de la empresa Construpiedra indican que recuperar un teito «como se hacía antes», con las técnicas tradicionales, requiere muchas jornadas de trabajo. Aseguran que un teitador con un ayudante puede «hacer no más de cuatro o cinco metros cada día». Dicen que se trata de un trabajo muy laborioso y muy costoso debido a la cantidad de paja y mano de obra que se necesita. Juan González, explica que reteitar es como ir tapando agujeros, «Lleva más tiempo que hacerlo de nuevo».

Cuenta que para cada metro cuadrado de teito se usan entre 40 y 50 kilos de paja, generalmente de centeno, que -después de sacar la paja vieja- hay que apretar e ir atando manojo a manojo cada 25 centímetros. Para que no se levante, en la zona leonesa se remata en el culmen «al estilo albarda, con unos palos», mientras que en Ancares «se hace al veo, se ata en la cima con uces trenzadas». «El trabajo es el mismo que hace cien años» asegura.