Crónica de un descenso anunciado

X. R.Penoucos LUGO .

LUGO

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Las claves por las que el Breogán consumó la caída a la LEB

20 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La derrota del pasado sábado en Andorra supuso la confirmación matemática del descenso del Cafés Candelas Breogán a la LEB Oro poco más de un año después de haber logrado el ansiado ascenso a la ACB tras doce temporadas. La caída de los breoganistas parecía solo cuestión de tiempo en una temporada en la que las cosas comenzaron mal, parecían arreglarse antes de navidades, pero fue un espejismo y el equipo no evitó el descenso. Fichajes fallidos, una plaga de lesiones que no les abandonó durante la temporada y mala fortuna en momentos puntuales de partidos que pudieron ganar fueron las claves para que el cuadro lucense no lograra consolidarse en la Liga Endesa la temporada de su regreso a la élite.

Lesión de Norel

El jugador franquicia no llegó a jugar ni dos minutos. Henk Norel, el mejor pívot de la ACB la pasada campaña llegaba a Lugo para sorpresa de todo el baloncesto nacional destinado a convertirse en el jugador franquicia del equipo y la piedra angular para lograr la permanencia. Todos sabían de sus problemas con las lesiones, pero el jugador entrenó con normalidad toda la pretemporada hasta que sufrió la lesión que le condenaría al ostracismo durante toda la campaña. Los intentos para que no pasara por el quirófano primero y para que se recuperara con prontitud fueron baldíos y la aportación del jugador se limitó a 90 segundos que jugó en el partido ante Fuenlabrada tras el cual ya no volvió a aparecer en ninguna convocatoria.

Fichajes fallidos

Jugadores que no cuajaron. El rendimiento de la mayoría de jugadores que llegaron nuevos al equipo estuvo muy por debajo de lo que se esperaba de ellos, sobre todo en el caso de algunos americanos. Un inicio vacilante de liga hizo que el equipo se reforzara en el puesto de base con Kinsey, jugador que no llegó a cuajar en la plantilla y que fue cortado a las pocas semanas por su escasa aportación. En su lugar llegó Millsap, cuyo rendimiento fue todavía peor y también fue cortado en pocas semanas sin aportar nada al equipo.

Marcha de jordan

Carencias en el juego interior. El fichaje de Jerome Jordan supuso un gran refuerzo para el juego interior de los breoganistas. El equipo alcanzó su mejor nivel de juego y logró varias victorias que abrían las puertas de la esperanza a la permanencia. El contrato temporal del jugador se agotó y el club puso todos los medios a su alcance para alcanzar las pretensiones económicas del jugador, que finalmente optó por marcharse al Andorra para jugar competiciones europeas. Su marcha fue un duro golpe para el equipo. La casualidad quiso que el propio Jordan se midiera con su ex equipo en el partido en el que el Breo perdió la categoría. El club trajo a Dragicevic para sustituirle, un jugador que demostró oficio y profesionalidad, pero que, además de lesionarse, no era el cinco que necesitaba el equipo en ese momento.

Plaga de lesiones

Jugadores clave mucho tiempo en el dique seco. Al margen de la desgraciada baja por toda la temporada de Norel, el equipo tuvo que soportar durante todo el año prolongadas ausencias de jugadores importantes. Uriz estaba llamado a tener un papel importante y tuvo que soportar problemas físicos de los que nunca logró recuperarse por completo a pesar de sus esfuerzos, Sergi Vidal llegó como un gran refuerzo y demostró su valía hasta que una lesión le obligó a pasar por el quirófano, Brown se perdió varios partidos por problemas físicos, lo mismo que Salva Arco o Sulejmanovic que actuó en muchas ocasiones mermado físicamente, mismo caso que Redivo. Por su fueran pocos los problemas físicos, hasta los dos últimos fichajes, McCallum y Ochefu no pudieron jugar en el momento clave por lesión.

Incorporaciones tardías

McCallum y Ochefu no llegaron a tiempo. Con el equipo en situación crítica llegaron a Lugo dos jugadores realmente de renombre y destinados a salvar al club en el tramo final de la temporada, el base McCallun y el pívot Ochefu. El primero dio muestras de su clase desde el primer momento y se implicó por completo en la dinámica del equipo, convirtiéndose en una pieza vital, pero una lesión en un partido en el que soportó el dolos con estoicismo hasta que no pudo más también le obligó a parar. El pívot nunca llegó a meterse de lleno en la dinámica del equipo y una lesión cuyo alcance es un misterio le apartó del equipo. En el partido ante el Canarias, vital para el equipo en la lucha por la permanencia, decidió borrarse del juego tras cometer una técnica y una descalificante.

Mala fortuna en finales

La moneda siempre salió cruz. El equipo afrontó muchos partidos con finales apretados en los que la moneda al aire siempre salió cruz, ya que solo consiguió ganar en la pista del Fuenlabrada tras una prórroga. En momentos vitales como los dos tiros liberados que no entraron y que hubieran supuesto el triunfo en Valencia o el triple alejado que encajaron en el Pazo ante Canarias son solo dos ejemplos de un temporada en la que el equipo casi siempre tuvo que remar con el viento en contra.

Relevo en el banquillo

Cambio por sorpresa, pero también tarde. Una de las consecuencias de los malos resultados del equipo fue el cambio en el banquillo, cesando el consejo de administración al entrenador que el pasado año había ascendido al equipo, Natxo Lezkano, para traer en su lugar a un histórico del breoganismo, Tito Díaz. El relevo en el cuerpo técnico, calificado por el propio preparador saliente como sorpresivo habrá personas que lo consideren acertado y otras que lo vean de manera diferente, Lo que sí parece obvio es que se produjo demasiado tarde, ya que el equipo hacía semanas que, sin haber bajado los brazos en ningún momento algo que no hizo durante toda la temporada, no encontraba ni su ritmo de juego adecuado ni era capaz de dar la sensación de que tenía opciones de sacar los partidos adelante, más por una cuestión psicológica de los jugadores que por cuestiones meramente tácticas y que solo competen a los responsables de la parte técnica.