«Cheguei a peitear 53 noivas nun ano, e agora só 4 porque non queda xuventude»

Manuel Ferández / Xosé Carreira

LUGO

Manuel

La profesional fonsagradina Matilde López dice que la despoblación es un gran problema para la comarca

11 abr 2019 . Actualizado a las 12:59 h.

«Amaño cabezas, pero por fóra». Esta es una advertencia-puntualización de Matilde López Pérez, la peluquera más veterana de A Fonsagrada. Cumple cuarenta años en una profesión que, en los últimos tiempos, experimentó cambios radicales y que va aguantando los nuevos tiempos en los que la estética sigue contando, y mucho. «Aínda que o sector rexistrou unha caída, sigo tendo moita clientela. De todas maneiras, a crise da Fonsagrada é o despoboamento», asegura esta activa mujer que nació en 1963.

Matilde tiene su propio negocio desde hace 35 años. Antes, durante cinco, se formó y trabajó en otro establecimiento. Por sus manos pasaron miles de mujeres. Sus comienzos, recuerda, estuvieron marcados por los secadores de casco y pie, los rulos y las permanentes que, por cierto, vuelven a llevarse, según asegura.

Matilde vivió tiempos dorados. «Cheguei a peitear nun ano 53 noivas. Agora tres, ou catro, como moito. Non hai xuventude e a xente non casa, ou casa doutra maneira», expone la peluquera fonsagradina. La despoblación, recuerda, es el gran drama. Cada vez quedan menos jóvenes para peinar o preparar porque la curva demográfica de los últimos años fue «como un voo de parapente», dice la profesional. Recuerda, además, que la gente joven que no ve futuro en la zona, y se queda sin apoyos de las instituciones, opta por marchar.

Hace quince años, más o menos, las bodas eran los domingos. Ese día Matilde comenzaba a trabajar de madrugada. Hoy, los domingos, en cambio, son para el descanso.

«Houbo tempos nos que traballabamos arreo. Non había hora de peche e, se cadra, dábase vez para as cinco da mañá», recordó esta profesional. «Teño traballado 22 horas nas vésperas do Corpus. Eran outros tempos. Os de agora son moi diferentes. A xente amáñase máis, pero require outro tipo de servizos como, por exemplo, “tinturas”, mechas, cortes modernos... Antes só había tres ou catro modelos, e listo. Se cadra hasta era máis monótono, pero agora resulta moito máis creativo e innovador; de feito hai que facer cursos periodicamente para estar ao día en canto a tendencias. Hai anos, non se daba unha tinguidura. Nin pensalo! Tampouco un home ía ás perruquerías de mulleres. Agora son case todas unisex», asegura Matilde.

En los años noventa, en la peluquería de Matilde era necesario pedir vez con mucha antelación. Por ejemplo, para una boda había que tramitar la cita entre dos o tres meses antes, o incluso más, dependiendo de la fecha de la celebración. Las clientas llegaban de la comarca asturiana de Oscos, Ibias, Grandas, Navia y de toda a Fonsagrada.

La manera de entretenimiento durante la espera también cambió drásticamente. Antes, Matilde tenía tele en su establecimiento porque era algo indispensable. Ahora nada, de nada. Siguen las revistas del corazón, que continúan teniendo adeptas y adeptos, «pero o normal é que a clientela pase o tempo co teléfono móbil; mesmo hai mulleres que traen nel a foto do peiteado que queren que lles fagas». Actualmente en la capitalidad fonsagradina hay de cuatro peluquerías unisex y una de caballero.

«Arranxei unha prometida de 75 anos que estaba máis ilusionada que calquera»

De sus cuarenta años de profesión Matilde López guarda multitud de vivencias. De hecho, si quisiese contarlas pasaría horas y horas, pero lo ocurrido en su salón forma parte del secreto profesional. De hecho, hace una advertencia: «Todas as perruqueiras somos como psicólogas». Cientos de mujeres le contaron sus desvelos y preocupaciones, sus amores, sus desamores...

«Moitas contáronme a súa vida, pero debes calar. Eu escoito; aconsellar, non sei», destacó esta profesional que tiene su salón en la avenida de Asturias de la capital fonsagradina.

En su anecdotario tiene el caso de una novia de 75 años que fue a ponerse guapa para dar el sí al hombre que la conquistó. «Estaba máis ilusionada que calquera das outras noivas. O amor, a ilusión, non teñen idade», asegura la veterana peluquera fonsagradina a la que numerosas novias pidieron consejo en unos momentos en los que, recuerda, los nervios no se calmaban ni con dos litros de tila pura.

En los años de avalancha de novias ocurrió que algunas acabaron por no llegar a altar. «Perdín algunhas ?dijo la peluquera fonsagradina? que xa tiñan vez e hora fixada pero que, a unha semana da data da voda, volvéronse atrás».

Recuerda anécdotas curiosas como, por ejemplo, la de una mujer que un día le advirtió totalmente seria: «Teño que deixar de tinguir o pelo porque me entra para dentro». La mujer consideraba que el producto químico podría causarle algún tipo de daño cerebral. Y no sirvió de mucho que Matilde le dijera que eso no era así y que, como mucho, podía verse dañado el cabello.