Cuando la vigilancia evita el reingreso

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo LUGO / LA VOZ

LUGO

OSCAR CELA

El control intensivo y la teleasistencia a pacientes con insuficiencia cardíaca reduce su ingreso hospitalario

27 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Personas con insuficiencia cardíaca crónica, de edad avanzada y con algunas complicaciones más. Ese es el perfil de paciente que frecuentemente se encuentra en las camas de los hospitales. Pero conseguir que esa hospitalización se reduzca es posible. Lo saben bien en el HULA, donde funciona desde hace años la Unidad de manejo integral para pacientes con insuficiencia cardíaca, Umipic. Un área dentro del servicio de Medicina Interna que ha visto cómo el seguimiento exhaustivo que realiza a sus pacientes, sumado a la teleasistencia, arroja resultados realmente positivos.

Los estudios que manejan los especialistas señalan que los pacientes con una insuficiencia cardíaca importante pueden reingresar en el hospital dos o tres veces durante un año a causa de descompensaciones. Para evitar esto, en la consulta del hospital de día del HULA realizan un trabajo intensivo de vigilancia de ese paciente hasta que se estabiliza. «Cuando entra un paciente él nos cuenta cómo se encuentra y nosotros lo vemos. Le hacemos un análisis, vemos los marcadores, se hace una eco, se busca líquido, se comprueba todo», describe el doctor José Manuel Cerqueiro.

No es un chequeo cada equis meses, sino una supervisión muy frecuente. Además, se le recalca a los pacientes que las puertas de la unidad están abiertas para ellos todos los días. «La idea es que el paciente esté más controlado, enseñado y tratado posible, y si comienza a descompensarse verlo enseguida y equilibrarlo», detalla.

El seguimiento es riguroso y en el caso del HULA se complementa en muchos con la teleasistencia, una herramienta puesta en marcha en el 2017 y que está arrojando resultados positivos. Consiste en monitorizar al paciente en su propio domicilio durante un período de inestabilidad que va de un mínimo de quince días a varios meses.

Los pacientes que entran en el programa, tras formarse de la mano de la enfermera Pilar Chaos, se llevan a su casa una bascula y un tensiómetro para controlar la presión y la frecuencia cardíaca, así como un router que les instalarán en su domicilio y que será el que transmita los datos al hospital cada día.

Por la mañana los pacientes de teleasistencia deben tomar las mediciones y enviarlas a la consulta donde Pilar las revisa. Si la enfermera detecta que algo no está correcto les llama, les pide otra medición y a partir de ahí deciden si debe acudir a una revisión presencial en el HULA o si no es necesario.

«La telemonitorización es una herramienta más. Permite un seguimiento muy intensivo y lo que hace es que ese paciente y su entorno conozcan más profundamente su enfermedad, lo que hace que mejoren sus autocuidados, algo que es fundamental, casi tan importante como la pastillita», describe el doctor Cerqueiro.

No todos los pacientes responden al perfil de la teleasistencia. La dificultad para seguir las indicaciones, las especificidades de cada caso, o incluso algo tan prosaico como es la cobertura telefónica, pesan a la hora de adscribirse al programa.

Resultados exitosos

Ha sido el propio Sergas el que, a través de un estudio, ha constatado que el control exhaustivo de los pacientes y la teleasistencia arrojan resultados muy positivos en individuos con insuficiencia cardíaca crónica. Tomó como referencia tres grupos de control, uno era el del HULA, con seguimiento exhaustivo y teleasistencia, y lo emparejó con otros dos de otros complejos hospitalarios que siguen rutinas diferentes. El resultado mostró que tras 16 mees la tasa de reingreso hospitalario de los pacientes del Lucus Augusti era un 76 % menor que la de los otros dos grupos. «El estudio dice que el seguimiento intensivo y la monitorización reducen los reingresos. Lo que hace es tener más vigilados a los pacientes, les aporta seguridad y eso incide en mayores autocuidados», razona Cerqueiro.