«Cold War»: Una experiencia vital imborrable

LUGO

OSCAR CELA

29 dic 2018 . Actualizado a las 14:22 h.

2018?• Polonia• Pawel Pawlikowski• Joanna Kulig, Tomasz Kot• Existen películas en la historia del cine que dejan un poso imborrable, incluso en el mismo momento en el que sus imágenes se desarrollan por primera vez ante los ojos del espectador. Son obras imprevisibles, llenas de lecturas, complejas y a la vez verdaderas por su sinceridad, hechas con el corazón abierto y sin complejos. «Cold War» es una de estas joyas que de vez en cuando se cuelan en la cartelera del siglo XXI, que todo hay que decirlo, tiene un tono medio bueno, pero al que le falta la excelencia de, por ejemplo, esta nueva película del polaco Pawel Pawlikowski.

Su anterior obra, «Ida», ya era toda una declaración de intenciones sobre un cine hecho para deslumbrar desde el intimismo. «Cold War» supone otro paso en la búsqueda del calor humano, porque aunque los paisajes en blanco y negro de Pawlikowski sean nevados y fríos, solitarios y desangelados, por dentro de sus personajes fluyen sentimientos universales. En esta película, que no deja de ser una historia de amor a través del tiempo y de las fronteras, las cicatrices no solo son físicas sino morales y personales.

Dos apuntes finales. Es imposible no acordarse de otra estupenda y radicalmente distinta película, «La La Land», como tampoco del cine de la Nouvelle Vague. Y para terminar, recomiendo verla como una experiencia vital y dejarse llevar por esta historia triste pero llena de amor. «Cold War» es una obra maestra porque a cada visionado, su grandeza sigue aumentado.

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