Los misterios que aún encierra la Muralla

LUGO

OSCAR CELA

Los técnicos que cuidan el monumento protagonizaron este año los actos en la delegación territorial de la Xunta

02 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

En el 2017 fueron los políticos los que, en el salón de actos de la delegación territorial de la Xunta, recordaron qué hicieron y cómo vivieron 17 años atrás la tramitación y la concesión del título de Patrimonio Mundial a la Muralla de Lugo. Ayer, en el 18 cumpleaños de tal declaración, fueron los técnicos que cuidan del monumento romano los que explicaron algo de lo qué ya se hizo y algo de lo que se pretende hacer en el gran muro bimilenario. Como moderador, ejerció el arqueólogo Rubén Álvarez. En la planta baja del edificio fue instalada una exposición.

El primero en intervenir fue Ignacio López de Rego, el arquitecto director de las obras en el monumento. Recordó que durante mucho tiempo solo se actuaba en la Muralla cuando se producían desplomes; por eso era frecuente ver cubo apeados y derrumbes. Ese panorama cambió desde que el cuidado de esta construcción se lleva a cabo bajo dos conceptos no aplicados hasta entonces: mantenimiento y puesta en valor.

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De las intervenciones ya ejecutadas destacó y resumió, entre otras, las correspondientes a la Porta Miñá. También la del cubo número 6 (la numeración se inicia en la puerta de la Rúa Nova y avanza en el sentido del tráfico rodado), en el que se halló la galería o túnel que será objeto de una intervención en breve. Recordó que fue utilizada como canal de la red de saneamiento hace más de 40 años. En el entorno se localizó, como ya se informó en su momento, una piscina o estanque de una curtiduría. La galería, el estanque y las escaleras de acceso a ella, serán debidamente acondicionadas e iluminadas para que puedan ser observadas. En este cubo ?dijo? se hallaron vestigios de una escalera que constituye un misterio que no han sido capaces de desvelar aún. Relató también la intervención prevista en el cubo número 7 (a la altura del patio del instituto Xoán Montes), que tiene un espacio abovedado, aún no debidamente estudiado; aquí hubo un transformador.

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Control continuo

López de Rego indicó que la Muralla está controlada mediante testigos desde hace veinte años, lo que permite conocer la evolución del monumento; solicitó un esfuerzo general para explicar su valor a quienes lo dañan de una u otra forma. Destacó que la documentación de las intervenciones es tan minuciosa que si, por alguna razón, alguna de las zonas en las que se intervino resultase destruida, se podría reconstruir fielmente.

El arqueólogo Celso Rodríguez señaló que la Muralla refleja los cambios de la ciudad desde el momento de su construcción. Destacó que estos cambios se aprecian bien en el mitreo. Relató, desde su perspectiva profesional, algunos aspectos relevantes en las intervenciones en varios los cubos. Rodríguez citó uno de los misterios del monumento aún sin desvelar: el sistema de canalizaciones que apareció bajo el pavimento del adarve en la puerta de San Pedro, donde en la Edad Media hubo un castillo. Destacó también la intervención en la zona del desaparecido cubo XIX, del que solo quedan pequeños vestigios (frente a O Carme); aquí hubo dos casas en foro, una de ellas, de un herrador.

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El delegado territorial de la Xunta, José Manuel Balseiro, definió la Muralla como «un monumento vivo e integrado na cidade». La clausura corrió a cargo de la jefa territorial de Cultura, María José Gómez.

Unos 1.500 ejemplares de vencejos

Un imprevisto impidió a Marcos Otero, biólogo responsable del estudio de la fauna de la Muralla, participar en el acto celebrado en la delegación de la Xunta. Lo hizo en su lugar Antonio Callejo. Se centró en los cirrios (vencejo común), cuyo número se aproxima a los 1.500. Señaló que cada primavera llegan dos grupos, uno de reproductores y otro de no reproductores (los más jóvenes). Proceden de África (Tanzania, Kenia, etcétera); a algunos ejemplares les fueron colocados GPS. El estudio de los cirrios en la Muralla se inició en 2013. Debido a su presencia, para no importunar su reproducción, entre el 15 de abril y el 15 de agosto no se llevan a cabo obras en los paramentos de la Muralla. En algunos casos, se llegaron a retirar los nidos vacíos y a reponerlos al final de las obras, de modo que cuando llegaron estos pájaros pudieron anidar sin ningún problema.