Estadística lleva casi dos años sin poder ocupar el viejo hospital Portela

Xosé Carreira LUGO / LA VOZ

LUGO

OSCAR CELA

Está pendiente de que el Concello le otorgue la licencia de primera ocupación

21 nov 2018 . Actualizado a las 23:20 h.

El próximo mes de febrero se cumplirán dos años desde que el viejo hospital Portela luce después de una profunda rehabilitación que le evitó la muerte a la que durante algún tiempo estuvo condenado. Pero el edificio, de estilo racionalista y con firma del arquitecto Alfredo Vila, parece estar gafado. Casi dos años después, sigue sin poder usarse. El Instituto Nacional de Estadística (INE) continúa esperando a que el Concello de Lugo le otorgue la licencia de ocupación para poder instalar allí definitivamente su sede, después de algunos años de peregrinaje por varios lugares de la ciudad.

En su momento, la institución municipal le puso deberes a Estadística. Corregir algunas deficiencias en materia de accesibilidad y completar la urbanización del frontal de la parcela en la que se ubica. Ese terreno llegó a ser un bocado muy goloso para los constructores en la época del boom del ladrillo. De hecho, el viejo hospital quedó casi tapado por dos mastodónticos edificios: uno en la avenida de Rodríguez Portela y otro en el controvertido solar de O Garañón.

Esas tareas fueron establecidas en el mes de noviembre de 2016. Tres años después nada se sabe; si bien, las obras no quedaron definitivamente concluidas hasta el mes de febrero de 2017. Algunas fuentes aseguran que el propietario del inmueble hizo todo lo solicitado y que sigue aguardando a que el Concello de Lugo decida. El servicio municipal Arquitectura dio el visto bueno a los trabajos realizados, pero la última palabra la tendría Urbanismo y no hay constancia de que se hubiese pronunciado.

Las obras de rehabilitación del hospital, que dejó de funcionar en los años setenta, comenzaron oficialmente a finales del mes de agosto de 2015, tras la firma de un convenio entre el INE y la empresa Tragsa, adjudicataria de la remodelación. Algunos meses antes ya había comenzado el vaciado del edificio. Desaparecieron las viejas habitaciones, los quirófanos, la capilla y también dos buhardillas que había sobre el tejado. Estas últimas sirvieron para las habitaciones destinadas a las monjas que, en algún momento, atendieron a enfermos interesados en el centro hospitalario.

Un primer proyecto de rehabilitación tasó el importe de los trabajos en algo más de 1,3 millones de euros, pero este cálculo se quedó muy corto porque, posteriormente, fue elevado a 2,4 millones, que fue la cantidad en la que fueron adjudicados, con un plazo de ejecución de 15 meses que la empresa cumplió.

Las nuevas dependencias del INE están distribuidas en planta baja y dos altas. En la baja estará la zona de atención al público y también la oficina del censo electoral. La primera será para estadística en general y la segunda está destinada a los despachos de gestión y dirección. El hospital de estadística tendrá también un amplio salón de actos con acceso desde la calle.

La inversión de 2,4 millones no sirvió más que para salvar de la ruina al inmueble

El INE sigue pagando el local que tiene sobre una vieja discoteca cuando podría usar el nuevo

Si la tramitación de la licencia fuera ágil, el INE se habría ahorrado más de año y medio largo de alquiler (proviene de fondos públicos) de sus actuales locales situados encima de la vieja discoteca Valentino en la rúa Pintor Corredoira.

El Portela, desde su cierre como hospital, tuvo una trayectoria azarosa. El Concello lo llegó a sentenciar a muerte en algún momento, sin embargo, el que fuera fiscal jefe de la Audiencia, Jesús García Calderón y también el Colegio de Arquitectos, consiguieron salvarlo de la pala. Cultura de la Xunta lo declaró como un bien inventariado. El socialista José Ramón Gómez Besteiro, siendo concejal de urbanismo (después llegó al sillón de la Diputación) pidió a la Xunta que adquiriese el local pero el organismo con sede en Compostela hizo caso omiso. Por el camino lo adquirió un empresario de la construcción para construir viviendas de lujo, pero el proyecto quedó frenado por la ya comentada declaración de Cultura.

Con el paso del tiempo, el solar y el local fue comprado por un empresario lucense para establecer la sede de la empresa, sin embargo acabó vendiéndolo al INE. Antes intentó adquirirlo el Colegio de Abogados de Lugo para establecer la sede colegial, pero finalmente los letrados desistieron. Ahora, el inmueble está en manos de un organismo público lo cual garantiza que, como mínimo, estará a salvo de quedar destrozado como sucedió con otros viejos hospitales.