A Ribadeo le tocó la lotería con la construcción del puente de los Santos

José Francisco Alonso Quelle
josé alonso RIBADEO / LA VOZ

LUGO

Es el mejor ejemplo del impacto positivo de las infraestructuras, consolidando a la villa como centro comarcal y comercial

21 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Excepto Viveiro, todas las principales localidades de A Mariña cuentan con variantes que desvían el tráfico de los cascos urbanos. Resulta paradójico, ya que Viveiro es el concello con más población de la costa lucense. La última variante en abrirse fue la de Xove, con la inauguración de un tramo del corredor en enero del 2017. Antes, el grueso del tráfico se sacó del centro de Burela, Foz, Ribadeo, Lourenzá y Mondoñedo, y también, con la construcción de la autovía del Cantábrico, de San Cosme de Barreiros. Queda Viveiro, pendiente de la continuación de las obras del corredor y ahora con la propuesta sobre la mesa de construir un puente que cruce la ría.

La influencia de la apertura de variantes ha sido dispar en A Mariña. El impacto en algunas localidades fue notable, eliminando mucho tráfico y con ello también gente que paraba y consumía. Fue el caso de Mondoñedo, Lourenzá, San Cosme de Barreiros o Xove. Pero ninguna variante ha cerrado pueblos. Burela, por ejemplo, sigue teniendo una gran actividad con el hospital y su puerto, como Foz, singularmente en verano con miles de segundas residencias. Sí se notó más en Lourenzá y en Mondoñedo y, recientemente, en Xove al retirar de los casos urbanos miles de coches que pasaban cada día.

La otra cara de la moneda la supone Ribadeo, donde la apertura del puente de los Santos en 1987, uniendo Galicia y Asturias sobre la ría ribadense, marcó un antes y un después. Todo el tráfico que hoy circula por la autovía del Cantábrico antes pasaba por el centro de la villa asturiana de Vegadeo y por el de Ribadeo. Al estrenarse el puente, toda la circulación se desvió, pero tras el lógico recelo inicial se vio que, así como Vegadeo decaía, Ribadeo iba a ser el gran beneficiado. Y así fue. Para los que cruzan el puente de los Santos, la villa ribadense aparece como una hermosa postal sobre la ría, con el antiguo cargadero e Illa Pancha a un lado y el puerto comercial y el casco viejo al otro, con Castropol, Figueras y el estuario completando el paisaje. Parar en Ribadeo se convierte en una tentación para quien cruza el puente por primera vez o, cuando menos, se convierte en una deuda para un futuro viaje.

Ribadeo, con el puente de los Santos, se consolidó como centro comercial, como capital de referencia para una amplia zona de A Mariña y del Occidente asturiano, lo que llevó por ejemplo a Eroski a construir en Vilar la única gran superficie comercial que hay en la costa lucense. Nadie en Ribadeo duda del impacto positivo que esta infraestructura ha tenido en al villa, siendo calificado por algún expresidente de la asociación de comerciantes como la mejor industria construida nunca en el concello.