Un mundo de papel, cartón e hilo marrón

maría m. guntín / m. c. LUGO / LA VOZ

LUGO

Carlos Castro

El Centro de Artesanía y Diseño tiene un taller del libro en el que encuaderna actas y decretos, entre otros

11 oct 2018 . Actualizado a las 21:45 h.

El trabajo artesanal, con paciencia y dedicación es la especialidad de Diego López, que trabaja en el taller del libro del Centro de Artesanía e Deseño que depende de la Diputación. Con la ayuda de sus manos, mucho perfeccionismo y la ayuda de alguna que otra máquina es el encargado de encuadernar actas y decretos, entre otros muchos volúmenes.

«El primer paso es el cosido a mano, después se construye el lomo con papel y cola, bien reforzado», explica el artesano, que también cuenta que el siguiente paso es hacer las tapas con cartón y el lomo con un revestimiento de tela.

«Un libro puede llevarme hasta una semana al respetar los procesos de secado», explica Diego López. Para aprovechar el tiempo al máximo el proceso es en cadena para no tener que esperar a que se seque cada ejemplar aunque todo depende del tipo de encuadernación. «Los tiempos en el proceso son bastante largos», dice.

La experiencia, con el tiempo

El profesional lleva más de 7 años trabajando entre los libros del Centrad y dice que, desde que empezó, «las manías han ido cambiando» y que estas varían mucho en función del artesano porque «cada maestrillo tiene su librillo». Y esta vez, literal.

Los instrumentos que más utiliza son bisturíes, plegadoras, martillos y cordones como «los de los chorizos», de toda la vida, bromea el artesano. La prensa ayuda a la hora de coser a punzón y también sirve para prensar los volúmenes. Pero todo importa y cada detalle es más difícil que el anterior, «para hacer la curva al lomo hay que trabajarlo ya que así todo queda integrado», explica López.

La cizalla puede ser manual o eléctrica y es la encargada de preparar el papel y cortar el cartón de las tapas. El tórculo se utiliza para hacer el grabado de presión e impregnar el papel con la tinta.

Una segunda sala dedicada a los libros sirve más bien de exposición y es que la tipografía ha quedado reducida a hacer el dorado de los lomos de todos los libros. Otros instrumentos con un gran valor histórico adornan la estancia y llevan de vuelta a lo que podría ser un antiguo santuario de las letras.

Talleres

Diego López imparte talleres de iniciación a la encuadernación japonesa que se puede hacer «con cosas de andar por casa», explica. Y es que con un punzón, un martillo e hilo es posible empezar a hacer las manualidades que enseña el artesano. Estos talleres fomentan «el desarrollo de la imaginación y la vena artística» de cada persona. Los grupos son reducidos para poder atender de forma personalizad a los asistentes, que se reducen a cuatro personas y duran unas 60 horas. «También se impartieron para niños», explica López. En el último hicieron «una carpeta, una libreta y un álbum de fotos» jugando con el hilo, que forma diferentes dibujos en el lomo de los cuadernos. Próximamente se abrirá la inscripción para una nueva edición de los cursos de encuadernación.

Una mesa en forma de libro

En la sala del centro que recibe las presentaciones de libros las vitrinas tienen forma de libro y la mesa se apoya sobre unos bloques en forma de libro bajo el nombre de Cantares Gallegos de Rosalía de Castro. Todo está hecho por los artesanos del centro y, aunque la sala estaba en deshuso hasta hace poco, ahora acoge una exposición de grabados dedicada a la poetisa cuyas réplicas salen a diario a otros centros y muestras.

«Revisamos aspectos que tienen que ver con la lengua, el estilo y los datos»

Por razones relacionadas con la falta de espacio, el equipo de Normalización Lingüistica se trasladó hace unos años desde la Diputación hasta el Centro de Artesanía y Diseño. «Publicamos libros de cualquier materia que tengan interés en la provincia de Lugo», explica una de las mujeres que forma parte del equipo de Normalización Lingüistica, Montserrat González. Anualmente, publican doce ejemplares y, otros, se hacen anualmente o con cierta frecuencia. «Tenemos 130 libros en stock», explica la trabajadora, que también dice que una parte de las publicaciones son donadas a asociaciones, institutos, bibliotecas o a particulares que justifican llevar a cabo algún tipo de investigación relacionados con el tema que tratan los libros.

La vuelta al mundo

Otros se venden y son distribuidos a través de las librerías, «enviamos ejemplares a cualquier parte del mundo como Inglaterra y Nueva York, donde ya han llegado algunos volúmenes.

«El servicio de normalización cubre todas las necesidades de traducción de la Diputación, del Museo Provincial de Lugo y del Centro de Artesanía y Diseño», cuenta González, que también dice que todos los libros son exhaustivamente revisados con la normativa que impone la Real Academia Gallega.

Pero su labor no solo es de revisión ortográfica, también revisan «aspectos que tienen que ver con la lengua, el estilo y los datos que recogen los libros», y es que también se encargan de comprobar si estos últimos están correctamente recogidos en los ejemplares.