«Busco a la alimaña que atropelló a mi padre»

T. T. / X. C.

LUGO

ALBERTO LÓPEZ

Intensa campaña del hijo de un lugués para dar con quién ocasionó severas lesiones a su padre

04 sep 2018 . Actualizado a las 20:11 h.

«Gracias a la vida, que a las personas buenas siempre les da otra oportunidad, mi padre está fuera de peligro. Ha vuelto a nacer y se recuperará poco a poco. Me gustaría que esa persona, que no tiene sentimientos y es un insecto, aparezca. Agradecería mucho que si alguien ha visto algo o un coche azul oscuro o negro me lo transmita a mí o a la policía para que esa alimaña pague por lo que ha hecho». Este es una parte de la llamada que hace un joven lugués para conseguir localizar al conductor que la pasada semana atropelló a su padre y lo dejó tirado en la cuneta en las proximidades de la Ronda Norte, entre Albeiros y Garabolos.

Asegura que no va a parar hasta conseguir noticias que le conduzcan a identificar al fugitivo. Confía en conocer detalles tarde o temprano. El coche se quedó tras el impacto sin el retrovisor derecho. Los restos que aparecieron en el lugar correspondería con un BMW 318/320 E46 o un Golf o un Passat.

A continuación se transcribe una parte del relato del joven. «El pasado jueves esperaba a mi padre en Garabolos, acompañado de mi tío. Como no aparecía ni cogía el teléfono, ni daba señales de vida, decidimos ir a buscarle. Llegamos a la carretera que une Infanta Elena con la Ronda Norte y encontramos dos filas de coches y el tráfico parado. En ese momento, mi corazón se aceleraba pensando en lo peor. A medida que me acercaba veía a un hombre arrodillado junto a otro que se encontraba tumbado boca abajo. Ese hombre, que tenía la cabeza abierta por varios lugares y sangre a su alrededor por las heridas, era mi padre».

«En ese momento, la angustia me atrapó. Empecé a llorar, pero a la vez trataba de ser fuerte y ayudar a mi padre diciéndole que todo saldría bien, pero pensando que desde ese 30 de agosto mi vida daría un vuelco y también su vida; una gran parte de la mía se acabaría ahí».

«Una persona, si es que puede llamársele así a ese animal, atropellaba a mi padre a las 17,50 de la tarde. Ese mismo asqueros@, en un gran momento de lucidez, no pensó otra cosa mejor que darse a la fuga dejando a una persona tirada en la cuneta sin importarle si alguien la vería, sin llamar a una ambulancia, sin importarle si seguiría vivo, como si se tratar de un muñeco».