Los agentes del equipo de inspección también comprobaron que todo el material se ajustaba a las catalogaciones de pirotecnia, que el personal contara con la documentación de artillero y el etiquetaje. «Los productos tienen que estar etiquetados y son los propios pirotécnicos los que elaboran el etiquetaje. Aquí hay dos opciones: abrir, cortar, mirar uno por uno y dañar el producto, o, fiarte de la etiqueta», explican estos agentes, que añaden que en el etiquetaje tiene que figurar la catalogación, el peso NEC de materia reglamentada y el marcado CE; en cuanto a esta última premisa, si es de fabricación y uso propio, están exentos.
Además, por tratarse de materia peligrosa, llevan una carta de porte (declaración que realizan los pirotécnicos y que nadie le sella) que es un documento donde constan las cantidades de artefactos explosivos que transportan. Un documento que mostrarán si les da el alto una patrulla.