De inteligencia, políticos y una provincia envejecida y despoblada

enrique g. souto lugo / lA voz

LUGO

29 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Un hombre inteligente es aquel que sabe ser tan inteligente como para contratar gente más inteligente que él». John F. Kennedy dejó expuesto de este modo, sin saberlo, el más grave problema que tienen la capital y la provincia lucense: la incapacidad de quienes asumen las tareas de gobierno para rodearse de gente más inteligente que ellos. El miedo a la inteligencia en el propio entorno, el temor a que queden en evidencia las propias limitaciones, causa mucho daño a Lugo; tanto y desde hace tanto tiempo que quizá es ya irreversible.

La constatación que J.F.K. puso negro sobre blanco es válida tanto para los partidos políticos como para el gobierno de las instituciones. Cómo sino se puede entender esa evidente selección a la inversa que desde la Transición se ha producido en los partidos políticos y, por añadidura, en la selección de aquellos que ocupan responsabilidades institucionales. Cómo sino puede entenderse que legislatura tras legislatura, mandato tras mandato, desempeñen las más altas responsabilidades en la provincia gentes que generan más problemas que resuelven; hombres y mujeres en muchos casos sin más oficio que el de vivir, ni más ambición evidente que el disfrute de prebendas y regalías.

Forma parte de la esencia del modelo democrático que cualquiera pueda acceder a cualquier responsabilidad pública por la vía del voto. A cambio adquiere, o debería adquirir, el compromiso de recurrir a los mejores en cada ámbito para un mejor servicio a la comunidad. Y eso, en el campo municipal, rara vez ocurre. Basta con echar un vistazo al entorno y a las consecuencias del miedo de los gobernantes a rodearse de gentes más inteligentes que ellos. Peor aún: cuando, por error, lo hacen, la relación con ellos acaba mal con mucha frecuencia. Observe su entorno, lector, y saque sus propias conclusiones. Quizá la raíz del problema está en que en algún momento el progreso del país fue mucho más rápido que el progreso en educación (conviene no confundir educación con titulación). Algo de eso dejó dicho J.F.K., que también avisó de los riesgos del voto desinformado, que tanto interesa a los que temen contratar a gente más inteligente que ellos: «La ignorancia de un votante en una democracia afecta la seguridad de todos».