Caballero: cómo edulcorar la realidad del PSOE que no es capaz de cambiar

Enrique Gómez Souto
enrique g. souto PULSO LUCENSE

LUGO

13 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Uno de los grandes referentes de la socialdemocracia europea, Helmut Schmidt, dejó dicho que «políticos y periodistas comparten el triste destino de tener que hablar hoy ya de cosas que hasta mañana no comprenderán totalmente». Cometen por ello frecuentes errores los políticos y no menos cometemos los que nos dedicamos a contar lo que van dando de sí los días. Pero eso es una cosa y otra muy diferente es retorcer la realidad hasta hacerla irreconocible, con el único fin de que se ajuste a los propios intereses. El secretario general del PSdeG, Gonzalo Caballero, no ha entendido aún la diferencia, a juzgar por lo que dijo durante su reciente visita a Lugo acerca del gobierno local. Así, a Caballero se le agota la reserva de esperanza que habían depositado en él numerosos socialistas lucenses. El veterano José Blanco tuvo que tragar saliva cuando, también en Lugo, afirmó que veía «francamente mejor» a su partido que seis meses atrás. Aclaró que la mejoría se debe a que hora tiene dirección. Es obvio que es así; otra cosa es para qué sirve esa dirección, que no logra imponer su autoridad en ninguna provincia.

Hay que retorcer la realidad hasta lo estrambótico para decir sin sonrojarse, como dijo Caballero, que el gobierno de Lugo es «fuerte». Pero cabe preguntarse qué fortaleza tiene un gobierno de 8 miembros en una corporación de 25 concejales. Fue una de las perlas del discurso de Caballero. Hubo otras. Le falta cintura política y saber hacer al jefe del socialismo gallego. Es normal que busque un acercamiento al besteirismo y entra dentro de lo razonable que resalte los aspectos positivos de la gestión institucional allí donde gobierna el PSOE. Pero para hacerlo hay fórmulas que se alejan de los burdos recursos usados por Caballero en Lugo; tan burdos, que aún resuenan las carcajadas que despertaron sus declaraciones en amplios ámbitos políticos. Así, claro, las encuestas pronostican los resultados que pronostican.

A Caballero le viene como anillo al dedo el consejo que algunos atribuyen a Schmidt: quien quiere alcanzar un objetivo político distante (léase, la recuperación del PSOE), debe avanzar a pasos cortos y seguros. Los de Caballero son cortos, sí, pero no seguros. Al menos en Lugo.