Guardias sanitarios y un vehículo oficial convertido en ambulancia

TANIA TABOADA LUGO/ LA VOZ

LUGO

CARLOS CORTÉS

Dos guardias civiles de Escairón auxilian a un octogenario que yacía semiconsciente en una carretera

19 mar 2018 . Actualizado a las 22:45 h.

Madrugada gélida la que caía hace mañana un mes en el sur de la provincia lucense cuando Fernando Fernández y Antonio Rivera, dos guardias civiles destinados en el cuartel de Escairón, empezaban su jornada laboral. A las seis de la mañana iniciaban su ronda habitual de vigilancia en el casco urbano del pueblo, el polígono industrial y las diferentes aldeas que forman el concello.

Cuando circulaban por la LU-P-4102, antigua carretera que comunica Escairón con Pantón, concretamente a la altura del conocido pueblo de A Pájara, percibieron en el suelo una especie de bulto que se movía. Pararon el vehículo, se bajaron y se encontraron con un señor tirado en la cuneta y semiconsciente. Era Ovidio. Un conocido vecino al que frecuentemente cruzaban en su habitual paseo. «Normalmente se levantaba, desayunaba y sobre las diez de la mañana echaba a andar», relatan estos dos agentes.

El hombre, emigrante en Suiza durante años, fijó residencia hace unos 40 años en este pueblo del sur lucense luego de una visita estival a un amigo. Se enamoró de la zona y allí montó un taller mecánico. Desde hace unos 20 años, fijó residencia en una pensión de la villa y desde que se jubiló era fiel a su paseo. Desde hace un tiempo, le diagnosticaron problemas de hígado y síntomas de demencia.

A las 7.45 h del 20 de febrero

La madrugada del 20 de febrero el cuerpo de Ovidio yacía a unos cuatro kilómetros de su posada. «Lo encontramos a las 7.45 horas. Estaba tirado en el suelo, tenía la cabeza apoyada contra un bordillo de la acera y la cara con sangre. La ropa estaba sucia de arrastrarse por el suelo y presentaba heridas en la nariz. Balbuceaba, no sabía lo que decía y estaba desorientado», recuerdan estos dos agentes.

Inmediatamente, avisaron al Centro Operativo Complejo (COC) de la Comandancia de Lugo (oficina en la que se reciben las alertas) y solicitaron una ambulancia. El guardia que estaba de servicio les indicó que llamaran al 112 para agilizar las cosas. Siguiendo las órdenes de la central, llamaron a emergencias, pero desde aquí les comunicaron que la ambulancia tardaría unos 50 minutos en llegar puesto que saldría de Lugo capital. Algo curioso teniendo en cuenta que el hospital de Monforte se encuentra a doce kilómetros del lugar donde yacía el hombre. «Le explicamos al COC la situación y nos mandó tomar la decisión conveniente. No lo dudamos. Cogimos al señor, lo introdujimos en los asientos traseros del vehículo oficial y lo trasladamos al hospital de Monforte, donde quedó ingresado en urgencias», recuerdan estos dos guardias, que de no ser por ellos, el desenlace sería bien distinto. «En ese momento no piensas porque lo único que quieres es salvarle la vida», relatan.

Tras unos doce días ingresado en el hospital, Ovidio Morañas Gómez, de 81 años, fue dado de alta y ahora se recupera en una residencia del pueblo.

Varios auxilios

Aunque el municipio de Escairón es un lugar tranquilo, estos dos guardias civiles, trabajando juntos de servicio, ya tuvieron que hacer frente a varias situaciones complicadas. El 14 de septiembre de 2016, en un incendio en una vivienda. «Subimos al segundo piso e intentamos entrar pero el fuego se venía encima. Antonio entró por el patio de luces, la alertante se acercó a una ventana, se tiró y él la cogió en brazos», recuerda Fernando. El 13 de mayo de 2017, auxiliaron a una señora que le empezó a arder una bombona de butano en su casa. Y una intervención de Antonio con otro compañero, fue que le salvó la vida a una señora tras tirarse a una fosa séptica.