Una noche vigilando a los furtivos en la costa

J.M. RIBADEO

LUGO

CEDIDO

Los agentes de Medio Ambiente de A Mariña montaron una vigilancia especial antes de las cenas de fin de año

03 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Los furtivos lo tienen cada vez más difícil en A Mariña. La media docena de agentes de la Consellería de Medio Ambiente que cubren la comarca despliegan con toda la frecuencia que pueden operaciones nocturnas de vigilancia contra la pesca ilegal y los furtivos. Son operativos de cierto riesgo en el cual unos agentes recorren las rías en una lancha a oscuras mientras por las riberas van otros agentes en todoterreno para que el posible furtivo no escape por el río ni por tierra.

Las operaciones se montan en secreto. Así que, tras conseguir todos los permisos de la Xunta para poder pasar con ellos una noche, nos citan con pocas horas de antelación en un lugar determinado de Ribadeo a las nueve de la noche. Al llegar, el agente territorial al mando del grupo explica que va a ser una redada por la ría del Eo, en prevención de que haya pescadores furtivos de angula, que alcanza precios astronómicos antes de la noche de fin de año. Estamos a poco más de 48 horas de las campanadas. Tampoco descartan otro tipo de pesca, o que aparezcan trasmallos u otras artes de pesca ilegales durmientes en la ría. Esa noche les acompaña la jefa territorial de Medio Ambiente en Lugo.

Noche oscura y con llovizna. Cuatro agentes zarpan en lancha del muelle de Ribadeo hacia la oscuridad de la ría. Nosotros viajamos en el todoterreno del equipo que va por tierra, hacia un punto elevado para ver la ría desde lo alto. De vez en cuando, desde la lancha se emite un golpe de luz convenido para confirmar la posición que se da por radio al otro equipo. Es fundamental mantenerse en permanente contacto y conocer la posición de ambos equipos. Avanzamos hacia el interior de la ría, y los agentes paran el coche y se bajan rápidos y sigilosos en ciertos puntos «calientes». En ese mismo momento llega la lancha en plena oscuridad y enciende por sorpresa sus potentes reflectores iluminando la ribera de ese lugar convenido. Si hubiese algún furtivo saldría huyendo al verse descubierto pero se encontraría a su espalda con el equipo de tierra.

Así van recorriendo toda la ribera en plena noche, desde Ribadeo a Vegadeo y luego hasta Abres. Además, un agente en la lancha va arrastrando un ancla por el agua, para enganchar los posible trasmallos o aparejos durmientes. Así, muchas noches que no encuentran al furtivo, sí que levantan sus artes de pesca ilegales que están matando peces.

Esa noche, tras subir navegando y peinando unos 15 kilómetros de ría, ambos equipos se reunieron en Abres y decidieron volver el puerto de Ribadeo centrándose en la otra orilla. Por fortuna, esa noche no había ningún furtivo ni ningún aparejo ilegal.

La operación termina casi a las dos de la madrugada, de nuevo en el puerto de Ribadeo. Tras cuatro horas de navegación, el equipo de tierra ayuda a sacar la lancha del agua a sus compañeros, que llegan con frío pero satisfechos; porque comprobar que nadie delinque también satisface al equipo.