El puente de la Constitución, la primera gran cita vacacional del mes de diciembre, dejó a la capital lucense totalmente desierta. Pasear por las calles del casco urbano en estos días festivos fue sinónimo de tranquilidad absoluta y cero agobios. La falta de alternativas, las matanzas en las aldeas y demás factores hicieron que los lucenses se fugaran de la capital.
La ciudad de la Muralla tampoco motivó a ciudadanos de otras partes de España a pasar el puente. Los que decidieron venir a la provincia de Lugo optaron por pernoctar en la zona de A Mariña o en entornos rurales. Como mucho se presentaron un día en la ciudad pero para comer, dar una vuelta rápida y arrancar.
El secretario de la Asociación de Empresarios de la Hostelería de Lugo, Jacobo García Bobadilla, estimó la ocupación hostelera el viernes y sábado en la zona de la costa lucense y de turismo rural entre el 80 y 90% .
Una cifra que se encuentra dentro de la normalidad, con respecto a años anteriores.