Los cantantes lucenses ofrecieron sus repertorios distintos, pero llenos de pasión
06 oct 2017 . Actualizado a las 23:57 h.Rosa Cedrón (Monforte, 1972) y Edgar Bao (Lugo, 2001) son dos lucenses con carreras y estilos totalmente opuestos. Ella, una clásica en vida de la música gallega; el, un chaval tiene una trayectoria aún está por construir. Pero ayer, a ambos, les unieron dos vínculos: la emoción de actuar ante su público más querido y la pasión por la música, por su música. Rosa Cedrón, que llenó la Praza de Santa María, entró en el escenario como mandan los cánones, vestida de negro. Lo importante no es el adorno ni lo accesorio, sino la voz y la interpretación para transmitir una música hecha desde el alma. Cedrón dejó claro que jugaba en casa y que para ella era un momento especial: «Estou na terra do meu pai e quero compartir con vostedes as músicas dos vinte anos que levo no escenario». Sin artificios, la cantante y violoncelista lucense encandiló a un público que asistió con admiración a un recital apropiado para el día del patrón.
El futuro por delante
Hora y media antes, en la Horta do Seminario, se subía al escenario un chico con ganas e ilusión. Se llama Edgar Bao y, este, también jugaba en casa. Decenas de amigos, familiares y padres se acercaron no solo para animar y hacer fotos sino para comprobar que Bao se sabe mover por el escenario con su voz melódica. ¿Ha nacido una estrella? Eso lo dirá el tiempo y Bao ?que estuvo acompañado por amigos que participaron con él en La Voz Kids? tendrá que seguir trabajando su carrera y pulir su repertorio, no encasillarse en estilos como Bisbal o Antonio Molina. Ayer dio un paso importante que le aportará confianza y experiencia. El Concello tuvo el acierto de programar a una joven promesa el día del patrón. Apuesta arriesgada, pero ni Bao ni el público defraudaron.
