El argentino, de 24 años, presenta un perfil complementario con el de Cristian Herrera
19 ago 2017 . Actualizado a las 20:18 h.Llevaba tiempo hablándose de que el Lugo tenía la necesidad de incorporar otro nueve, y ayer se cerró la cesión del esperado punta: Francisco Fydriszewski, un atacante de 24 años procedente de Newell’s Old Boys.
Fydriszewski, de origen argentino, llega para competir con Cristian Herrera y Mario Barco por un puesto como punta de lanza del Lugo. Los habituales problemas musculares del delantero de Barakaldo han propiciado que la dirección deportiva optase por reforzar el frente ofensivo. El nuevo fichaje presenta un perfil diferente al de Herrera. Es un delantero más posicional y corpulento, y por tanto, más capacitado para luchar en el cuerpo a cuerpo contra centrales rivales.
La pasada campaña estuvo cedido en Argentinos Juniors, en la Segunda División de su país, equipo con el que consiguió anotar trece tantos.
Alternativas en el ataque
Con la llegada de Fydriszewski, Francisco cuenta con mayor versatilidad para el ataque: para encuentros en los que el Lugo requiera un delantero para combinar, asociarse y ofrecer apoyos, Cristian Herrera se ajusta más a ese perfil. Sin embargo, cuando el equipo opte por imponer un estilo más directo, el argentino puede resultar más útil debido a sus condiciones físicas y su olfato de cara a portería. De todos modos, Fydriszewski también es un futbolista veloz, por lo que pueda adaptarse a varios registros.
A pesar de que todo indica que Francisco optará por un 4-2-3-1 con un único punta, ambos delanteros son perfectamente compatibles. De hecho, sus diferentes características podrían incluso potenciarse mutuamente: la capacidad de Fydriszewski para fajarse con los defensas podría generar segundas jugadas en las que las movilidad de Cristian causaría estragos, mientras que la habilidad del canario para crear espacios también facilitaría el juego del argentino. No obstante, el técnico almeriense cuenta con diversas opciones para conformar el ataque, por lo que, en principio, sería extraño verles jugar juntos salvo en casos muy circunstanciales.