Hay pacientes oncológicos que necesitan desahogarse y otros, distraerse»

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La profesional imparte el martes una charla sobre gestión emocional y técnicas de respiración

23 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Rocío Basanta, psicóloga clínica, impartirá el martes en el HULA un taller de autocuidado y relajación, dirigido a pacientes oncológicos, que es en lo que está especializada. Es el segundo que organiza el hospital, dirigido a este tipo de enfermos. El anterior fue de maquillaje y cuidados personales. Cuentan con 35 plazas y existe la posibilidad de organizar más iniciativas de este tipo si la demanda lo requiere. Está promovido por el servicio de humanización.

-¿En qué consiste un taller de autocuidado y relajación?

-Lo que se pretende con este taller es dar una serie de claves para el autocuidado emocional. Se trata de ayudar a descubrir las emociones que acompañan a estos procesos para entenderlos como algo normal en una enfermedad larga como es el cáncer.

-¿Cuál va a ser el enfoque?

-Mi intención es transmitir a los pacientes que, igual que aparecen los efectos secundarios por los tratamientos, también pueden aparecer la tristeza, la rabia, la incertidumbre... Es importante saber que eso puede pasar, que no es raro, que podemos estar tristes, enfadados, que estar enfermo es complicado y que puede haber días buenos y malos. Lo pueden ser por los efectos de la quimioterapia o por las cosas que ocurren alrededor al mismo tiempo y que pueden generar dudas de futuro y dificultades para asumir el día a día.

-¿Qué planteará a los pacientes?

-Que aprendan a conocerse. Se trata de explicar que lo anterior puede existir, que no debemos asustarnos, que cada uno tiene que conocerse a sí mismo y sentir, que eso viene bien. Partimos de que no todo el mundo necesita lo mismo. Habrá personas a las que les vendrá bien desahogarse y exteriorizar lo que está sintiendo y compartirlo, pero otras preferirán ir al cine o a tomar un café y conseguir distraer la mente para que no esté girando siempre sobre lo mismo. También les voy a proponer un contacto con técnicas de relajación, como el mindfulness.

-¿Les va a enseñar esa técnica?

-¡No! Se trata de una charla que durará hora y media. Es imposible hacerlo. Les hablaré de la existencia de esas técnicas, para qué sirven y de cómo se puede profundizar en ellas. Trabajar con técnicas de relajación es algo relativamente sencillo. Les voy a proponer que nos centremos en la respiración.

-¿Es suficiente con este apoyo para abordar el problema que lleva aparejado un cáncer o hacen falta otros apoyos?

-No todas las personas necesitamos lo mismo. Ya hay pacientes a los que estamos tratando en psicología y en psiquiatría, que acuden con mayor o menor frecuencia a las consultas. No todo el mundo necesita el mismo apoyo frente a la misma enfermedad. Esta es otra opción más para hacer algo en grupo, que es importante, y que se plantea para todas aquellas personas que no necesiten consultas individuales.

-¿Cómo suele ser la reacción ante el diagnóstico?

-En general, nadie cuenta que le vaya a pasar. La primera reacción suele ser de sorpresa e impacto de una noticia que uno no acepta. Después hay que ir rumiando y masticando que hay un diagnóstico, que la salud requiere dedicarle un tiempo prolongado, que hay que introducir cambios y que es necesario reorganizar la vida. Este es el primer escalón.

-¿La satisfacción llega cuando los pacientes reciben el alta porque están curados?

-Cuando llega esto es una satisfacción. Pero también son importantes otras fases como ver cómo reaccionan al tratamiento, a la quimioterapia. Lo que oigo en muchas ocasiones es que las ideas preconcebidas son peores a la realidad con la que se encuentran después. En estas enfermedades hay que ir paso a paso y cada superación es una victoria.

-¿Están cubiertas las plazas?

-Las plazas son limitadas. Queremos grupos pequeños para que los asistentes se sientan a gusto en el taller.

rocío basanta ramos psicóloga clínica

«Queremos que el paciente descubra las emociones que acompañan a la enfermedad»

«Trabajar con técnicas de relajación es algo relativamente sencillo»

La puesta en marcha de los dos proyectos de Rozas, el del INTA y el que capitanea la Xunta con las empresas Indra e Inaer, para el desarrollo de vehículos aéreos no tripulados, ha generado un aumento de la demanda de cursos de manejo de drones. Según el gerente de Aerolugo, la empresa que impartirá el próximo sábado su curso número 22, parte de esta demanda procede de empresas que quieren desarrollar proyecto de I+D+i y que facilitan formación a su personal para que cuente con las debidas autorizaciones para poder manejar estos aparatos.

La empresa lucense, que tiene las correspondientes autorizaciones de AESA (Agencia Estatal de Seguridad Aérea), que fue pionera en el desarrollo de este tipo de cursos, que son necesarios para el manejo de drones de menos de 25 kilos de peso, ya ha expedido más de 500 certificados teóricos y prácticos.

Normativa con restricciones

El curso básico de piloto de RPAs se imparte en las instalaciones del Aeroclub, en Rozas. El básico consta de 50 horas y un examen. El avanzado suma diez horas más.

Los alumnos reciben conocimientos sobre las aeronaves, meteorológicos, de navegación e interpretación de mapas, de comunicaciones y factores humanos para RPAs.

La normativa para el manejo de este tipo de aparatos es muy restrictiva en cuanto a los espacios aéreos autorizados. La finalidad de esta normas tan rígidas es evitar que este tipo de aparatos pongan en peligro la vida de las personas y garantizar que no interfieren en los vehículos aéreos tripulados.