Un centro apoyado en una ley de 1938 que imponía la separación de sexos

antonio prado gómez

LUGO

«Una educación condicionada era uno de los objetivos prioritarios del general Franco y había que facilitar los medios»

25 abr 2016 . Actualizado a las 13:09 h.

El pasado viernes 15 de abril, La Voz de Galicia recogía la noticia de una aprobación en el Parlamento de Galicia para instar a la Xunta a la retirada de la vidriera y escudo preconstitucionales existentes en el vestíbulo y fachada del IES Lucus Augusti, el antes denominado instituto Masculino de Lugo. Las razones fundamentales se apoyaban en los criterios recogidos por la ley de Memoria Histórica, algo que había convencido a la totalidad de los diputados gallegos por lo que la aprobación se hacía por una inhabitual unanimidad.

No está en el ánimo de quien esto escribe entrar en una polémica sobre la oportunidad de tal medida que, me consta, a nivel social tiene apoyos y detractores. Sólo pretendo aportar en estas líneas algunas informaciones que puedan interesar para dar sentido a las decisiones que se tomen al respecto, evitando que un ejercicio de mala memoria sirva para tergiversar la historia.

Marco legal

En primer lugar debe recordarse que la Ley 20 de septiembre de 1938, impulsada por el ministro franquista Pedro Sainz Rodríguez, promovía una reforma de la segunda enseñanza que, entre otras cosas, obligaba a la separación de sexos en los institutos, los centros públicos en que se impartía aquel nivel educativo. En consecuencia, en la mayoría de las provincias españolas los antiguos institutos provinciales se dividieron en Masculinos y Femeninos, y Lugo no fue en este sentido una excepción.

Momentos difíciles

Por otra parte, al iniciarse los años cuarenta, España vivía una época especialmente difícil en la que se pretendía avanzar en la reconstrucción de un país destrozado por una devastadora Guerra Civil.

En el ámbito geográfico que aquí nos interesa, el de la capital lucense, se fueron contemplando desde el fin de esa contienda una serie de iniciativas constructivas (cuarteles, avenidas, plaza de abastos, hospitales, viviendas, cementerio?) entre las que se incluyó el proyecto de levantar una Ciudad Cultural que tendría como ejes dos nuevas avenidas: la de Rodríguez Mourelo, un ilustre químico lucense fallecido en 1932, y la de Ramón Ferreiro, un dirigente franquista que fue gobernador civil de la provincia entre 1941 y 1943.

Crear empleo

Es evidente que con estas iniciativas se pretendía afrontar también el problema de un enorme paro laboral que se veía incrementado con la desmovilización de combatientes, sin olvidar, para entender esta decisión en concreto, que una educación condicionada era uno de los objetivos prioritarios del régimen del general Francisco Franco y había que facilitar los medios para desarrollarla.

un edificio para el recuerdo: el instituto masculino de lugo

la retirada de los escudos franquistas

El papel de Ramón Ferreiro y Tella

A nivel local, los primeros impulsos para la construcción de la bien o mal llamada Ciudad Cultural partieron del mencionado Ramón Ferreiro Rodríguez (quien en 1943 sería nombrado director general de Enseñanza Profesional y Técnica), y del general Heli Rolando de Tella y Cantos que había sido nombrado en septiembre de 1939 gobernador militar de Lugo, aunque los proyectos para construcción de sucesivos edificios educativos contarían con otros protectores y promotores en los años siguientes. Realmente, la necesidad de levantar edificios educativos en la ciudad no podía cuestionarse, ya que era evidente que las dependencias que había ocupado el instituto provincial eran insuficientes para una población escolar en crecimiento, pese a que en esas aulas tendrían que continuar sus estudios los alumnos lucenses hasta el curso 1950-51. La situación de las alumnas, tras la obligada separación de sexos, era todavía más penosa, ya que ocuparían durante casi dos décadas un obsoleto edificio de la calle Conde Pallares.

El primer edificio promovido en el proyecto educativo sería el instituto Masculino cuya estructura comenzaría a levantarse en el mes de en noviembre de 1943, según anunciaba el diario local en su ejemplar correspondiente al día 25 de ese mes y año, advirtiendo en su titular: Un día memorable para Lugo, Ayer comenzaron las obras de la Ciudad Cultural. Asimismo, el fotógrafo asturiano José Luis Vega, que había llegado a Lugo en 1940, dejó constancia gráfica de la colocación de la primera piedra y seguiría registrando con su cámara el progreso de la construcción a lo largo de los años cuarenta, como puede comprobarse consultando su interesante fondo fotográfico conservado hoy en el Archivo Histórico Provincial de Lugo.