El detenido por la muerte de Tatiana, un musulmán poco integrado en la comunidad senegalesa  

Tania Taboada

LUGO

Ibrahima Ndiaye tenía un relación tensa con el padre de la joven fallecida  

14 abr 2016 . Actualizado a las 23:53 h.

El único detenido por la muerte de la joven lucense Tatiana Vázquez Abuin como sospechoso es Ibrahima Ndiaye. Un hombre senegalés, de raza negra, 31 años, de gran estatura y aún mayor complexión, con un cuerpo musculoso, casi de culturista.

Ibrahima es de religión musulmana, la mayoritaria en Senegal, aunque también hay cristianos. En Lugo no pertenecía a la asociación lucense de Senegaleses, una comunidad que se reúne todos los miércoles, desde las cinco a las nueve de la noche en un local de la ciudad para mantener sus lazos culturales.  El presidente de los senegaleses en Lugo, Cheikh Seck, manifestó ayer que aunque no mantenía relación alguna con Ibrahima, lo conocía. 

Negocio poco rentable

El ex novio de Tatiana Vázquez, con la que actualmente seguía viéndose en la ciudad de la muralla y supuestamente a escondidas de la familia de la joven, se dedicaba a la compra y venta de vehículos, un negocio que parece que no le resultaba muy rentable durante el tiempo que estuvo en Lugo, hasta que se fue a su país hace casi dos años, y a donde también se marchó Tatiana. Al parecer también se dedicaría a la venta de coches en su país de origen, o al menos eso es lo que cree la familia de la joven, cuyo padre estuvo a punto de denunciarlo por llevarse supuestamente dos vehículos de su hija Tatiana, un Renault Megane y un Fiat Brava. Por eso Tatiana a su regreso a España utilizaba un ZX, un vehículo de un pariente que se lo cedió porque ya no lo utilizaba.

Problemas económicos

   Hace unos veinte días regresó a Lugo siguiendo supuestamente el rastro de Tatiana, que había regresado de su estancia de dos años en África durante los pasados carnavales. Pero esta vez parece que Ibrahima no tenía liquidez y desde su llegada se apoyó en Tatiana. Todo apunta a que por esos problemas económicos no pudo huir de España a tiempo el pasado domingo y recurrió a sus amigos del piso de San Roque para que le prestasen dinero. Por eso tendría la maleta preparada en el momento de la detención pero no había llegado a partir de Lugo. Precisamente por eso, cuando los agentes de la Policía Nacional lo detuvieron se encontraba en el piso de la calle San Roque donde residen varios senegaleses y también otros ciudadanos sudamericanos. 

   En cuanto a la pensión cercana a la puerta de San Pedro, donde supuestamente aparecieron restos de sangre en una toalla con la que se podría haber limpiado,  parece que era uno de los lugares donde se citaba habitualmente con la fallecida. E incluso parece que los dos accedían con total libertad a la pensión, porque cada uno tenía su propia llave.

Culto al cuerpo

Ibrahima Ndiaye estaba casi obsesionado con el deporte, especialmente con el gimnasio, en donde pasaba horas machacándose y haciendo pesas cuando estaba en Lugo. 

De él destacan también sus conocidos el gusto por las joyas llamativas y un tanto exageradas, especialmente las cadenas pesadas, grandes pulseras y también anillos gigantes. 

En cuanto a su forma de vestir, cuentan sus conocidos que tiene un estilo «hiphopero», con pantalones anchos, camisetas, sudaderas y gorras. Un estilo que compaginaba bien con su alimentación favorita, las hamburguesas, a las que era muy aficionado. Probablemente las que llevaba Tatiana Vázquez en bolsas al salir de trabajar en estos últimos días eran para que comiese él. Una de esas bolsas todavía seguía dentro del Citroën ZX donde fue asesinada cuando los agentes levantaron el cadáver en la mañana del sábado.

De movida en la calle Tui

 Si en los tiempos en que estuvo en Lugo Ibrahima frecuentaba los locales de hostelería del sur de la ciudad y Aceña de Olga, en estas últimas semanas se le había visto en locales de la calle Tui, en compañía de Tatiana.  Precisamente en esta zona también solía salir un joven de nacionalidad dominicana que era amigo de Tatiana y algunos consideran que empezaba a ser su nuevo novio. Este joven centroamericano también fue citado a declarar pero no fue detenido porque pudo acreditar con seguridad donde se encontraba en las horas que ocurrió el crimen en San Fiz.

Una vieja relación muy tensa con el padre de Tatiana  

El senegalés Ibrahima Ndiaye no era un desconocido para el padre de Tatiana. Ambos habían coincidido en algunas discotecas de la provincia de Lugo hace algunos años donde el padre de Tatiana trabajó en varias temporadas como personal eventual. Personas que los conocen a ambos recuerdan que en varias ocasiones Ibrahima se vio envuelto en trifulcas con otros jóvenes y el padre de Tatiana las presenció por estar trabajando allí en esas noches. Esa fue una de las razones por las que siempre se opuso a la relación de su hija con Ibrahima, y así se lo hizo saber en muchas ocasiones. Sin embargo, Tatiana no hizo caso de su padre e incluso llegó a marcharse a África sin avisar a su familia, porque sabía que si no, se iban a oponer frontalmente a su plan. 

 Por su parte, el padre de Tatiana no ocultaba a sus conocidos y amigos sus temores a lo que le pudiese pasar a su hija o incluso a la familia por su relación con el senegalés. En varias ocasiones comentó que la muerte extraña de un perro en su casa de Duancos o de una res ovina no eran fruto de la casualidad. E incluso estos comentarios fueron a más. El 7 de julio del 2013, personas desconocidas con la cara tapada entraron en una vivienda de Duancos y le dieron una paliza a un vecino, huyendo tras recibir una llamada telefónica que les alertaba de un error. En el pueblo existe hoy la convicción de que esa paliza era para el padre de Tatiana y que los sicarios se confundieron.