Congreso provincial del PP, una densa lección de política lucense

enrique g. souto lugo / lA voz

LUGO

07 mar 2016 . Actualizado a las 14:08 h.

También en Lugo, se olvida con lamentable frecuencia que el sentido último de la política es hacer posible la convivencia de los diferentes. En Lugo, y no solo en Lugo, claro, se olvida con demasiada facilidad que la política es conflicto reglado en la búsqueda de vías para ordenar por medios pacíficos el permanente conflicto que es la convivencia. Hay quien lo olvida y quien quiere hacerlo olvidar. Ha ocurrido en el proceso congresual del PP provincial, en el que algunos han pretendido extender la sombra del enfrentamiento, el fantasma de la desavenencia allí donde solo hubo el juego de tensiones, a veces intenso, incluso muy intenso, propio de los días electorales. Es en ocasiones así cuando se revela cuánta razón tenía Ortega cuando puso negro sobre blanco que «hay tantas realidades como puntos de vista; el punto de vista crea el panorama».

El PP lucense celebra hoy su congreso provincial. El número de avales conseguido por cada una de las candidatas, Elena Candia y Raquel Arias, resultó muy significativo. Se resuelva como se resuelva hoy el congreso, el PP de Lugo estrena, sin duda, una nueva etapa. La experiencia de un proceso electoral como el vivido ha abierto en gran parte de la militancia ansia de cambios que superen el anacronismo que es la elección de la presidencia por mano interpuesta, mediante compromisarios.

La campaña interna para la presidencia provincial del Partido Popular tendrá muy pronto continuidad con la correspondiente a la presidencia local. A la espera del resultado del congreso de esta mañana, nadie confirmó aún formalmente su intención de presentar candidatura. En todo caso, es un hecho que al actual presidente local del partido y portavoz municipal, Jaime Castiñeira, su apoyo a una de las candidatas (Raquel Arias) le ha pasado ya una cara factura, porque la campaña interna dejó claro qué respaldo tiene cada cual en el PP en la capital lucense. A Castiñeira le interesa repasar a Ortega: «La vida (...) no es una suma de lo que hemos sido, sino de lo que anhelamos ser». Quizá pesó más en él lo que fue, lo que ocurrió (Rozas y así), que el anhelo de hacer política. O sea, convivencia.