La operación Pollo busca juez que la acabe ocho años después de iniciada

xosé carreira LUGO / LA VOZ

LUGO

Algunos de los marroquíes explotados vivían en un piso patera en Armando Durán.
Algunos de los marroquíes explotados vivían en un piso patera en Armando Durán. pradero< / span>

La explotación de cientos de extranjeros, una cuestión menor para la Justicia

27 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay operaciones de primera clase y de segunda. La Pokémon, por ejemplo, ha suscitado decenas de recursos, contra recursos, autos, providencias y, sobre todo, ha generado gran preocupación entre altos responsables justicia por el retraso en su tramitación. La Pollo, por ejemplo, no interesa a casi nadie.

En la primera se investigan tramas en las que los investigadores involucran a dirigentes políticos en la concesión presuntamente irregular de contratos públicos. La segunda fue puesta en marcha para poner al descubierto una red que esclavizó a más de quinientos magrebíes que trabajaban de sol a sol, por unos pocos euros al día, cuidando vacas, ovejas o recogiendo pollos, a diez céntimos, en algunas granjas. La Justicia no parece mostrar interés por la Pollo, a pesar de su trascendencia social y humanitaria.

Este caso de nuevo esclavismo del siglo XXI lleva ocho años sin resolver y en espera de que ahora le sea endilgado a algún juzgado porque fue enviado para reparto.

En los más de 15.000 folios de la Pollo, hay testimonios escalofriantes de marroquíes que lo vendieron todo para cruzar el estrecho. Lo que consiguieron se lo entregaron a las mafias que finalmente acabaron colocándolos en granjas para limpiar a los animales.

Hasta 12.000 euros

El desembolso que efectuaron para comprar un futuro mejor, que luego no existió, osciló entre los 8.000 y los 12.000 euros. Pero su caso apenas despertó interés. Tanto es así que parece que ni se sabe dónde está el principal cabecilla de la organización, pero no hay constancia de que eso hubiese generado alguna orden de búsqueda y captura. Si algún día llega el asunto a juicio, posiblemente ni aparezca.

Esta operación, que ahora busca instructor que la acabe o le dé algún impulso, o incluso carpetazo, tiene alrededor de cincuenta imputados. Llegaron a ser unos sesenta, pero durante la larguísima instrucción hubo al menos nueve archivos.

El presunto principal cabecilla es un hombre llamado Mohamed Chahidi, que fue detenido, encarcelado y posteriormente puesto en libertad. Con él estaban dos hermanos suyos. Mohamed era, supuestamente, el que captaba a sus compatriotas en Marruecos. Les cobraría grandes cantidades por meterlos en España y después les daba trabajo. Por lo que puede concluirse de la lectura de algunas partes de la causa, este hombre tenía muy buenos contactos porque conseguía proporcionar a sus empleados permisos de residencia como si fueran fotocopias.

El presunto cabecilla le daba a sus operaciones apariencia totalmente legal a través de una empresa que tenía en Ponferrada. De ahí que haya abogados presentes en la causa que pidan en Lugo que el sumario se vaya al Bierzo, que fue donde realmente comenzaba la explotación.

Mano de obra barata

Bien es cierto que parece que Mohamed se movía como pez en el agua en Lugo porque no tardó en mandar abundante mano de obra barata para granjas de la provincia y también para la recogida de pollos por las noches para transportarlos al día siguiente en camiones a los mataderos.

Hay un entramado de empresas involucradas. Unas contrataban, otras subcontrataban y al final resulta que los marroquíes cobraban una miseria y vivían en condiciones infrahumanas. Algunos incluso se pasaron meses en cabañas sin ningún tipo de servicio. Otros, con mejor suerte, llegaron a pisos pateras con colchones repartidos por todas las dependencias para que pudiesen dormir todos.

El Pájaro

La lectura del sumario permite comprobar que aparecen relacionados políticos lucenses y abogados que pudieron haber mantenido un comportamiento que resulta llamativo. Las grabaciones telefónicas permiten conocer que Mohamed Chahidi y alguno de sus «socios» en Lugo tuvieron, supuestamente, muy buenas relaciones con Extranjería.

En las conversaciones que les interceptaron hablan de un tal Pájaro que la policía deduce que es una persona que estaba en el año 2008 en la oficina de extranjeros de la Subdelegación del Gobierno y que, al parecer, aprobaría las solicitudes de residencia.

A principios del mes de junio de 2008, uno de los lucenses imputados en la operación recibió la llamada de una persona que conocía aspectos relacionados con la detención de Mohamed y sus hermanos. Esta le ofrecía ayuda a través del subdelegado del Gobierno. «Bueno, pues si hay algo, avisas que a mí me volvió a llamar él por si hacía falta», dice uno de los interlocutores de la conversación. «Esta frase ?dice el informe policial- deja claro que ?. (cita el nombre de la persona que llama al imputado) tiene amistad con el subdelegado del Gobierno de Lugo (el que estaba en el año 2008) y que esta autoridad se le ha ofrecido para interceder en el asunto».

En la causa figuran también las declaraciones prestadas en el año 2010 como imputado por el que fuera jefe de inmigración, Alberto Linares. En una de ellas explicó que se había reunido con Mohadmed Chahidi y con representantes de algunas empresas investigadas, así como con el presunto enlace del marroquí en la provincia de Lugo.

Dijo, asimismo, que jamás había escuchado rumores de irregularidades. Destacó que en algunos encuentros lo que hacía era explicarles las normas sobre trabajadores extranjeros. Rechazó que Mohamed Chahidi le diera dinero para que favoreciera la tramitación de sus expedientes.

Hay testimonios de marroquíes que lo vendieron todo para cruzar el estrecho

Usaban una empresa en Ponferrada para dar apariencia legal

En la causa se cita al exsubdelegado del Gobierno y al exjefe de Inmigración