Martínez entrega al PP la Diputación de Lugo y abre una crisis en el PSdeG

Enrique Gómez Souto
enrique G. Souto LUGO / LA VOZ

LUGO

El alcalde de Becerreá votó primero por sí mismo y después en blanco, y abrió el camino a la presidencia del organismo provincial a la popular Elena Candia

25 jun 2015 . Actualizado a las 11:24 h.

El gobierno provincial lucense pasó ayer de las manos de socialistas y nacionalistas a las de los populares en una sesión plenaria tan esperpéntica como fue el proceso de designación del aspirante del PSOE a la presidencia de la Diputación. La persistencia hasta el final del alcalde de Becerreá, Manuel Martínez, en defender su candidatura (ganada en las urnas), pese a la oposición del Bloque, socio necesario para un gobierno de izquierda en el organismo provincial, dejó sin opciones al aspirante alternativo de su partido, Darío Campos, alcalde de A Pontenova. Y abrió una crisis de alcance imprevisible en el PSdeG, que solo será evitable con una reacción rápida de su secretario xeral, José Ramón Gómez Besteiro; lo de ayer no lo considera un fracaso personal. Al BNG, apartado del gobierno en el pazo de San Marcos, se le avecinan días muy duros. Lo sabe y ya mostró su «total disposición» para «en canto sexa posible» intentar la vía de la moción de censura, o, lo que es lo mismo, «favorecer un goberno alternativo ao PP».

A primera hora de la mañana los diputados electos del PSOE se reunieron en la Diputación. Tras largos debates y negociaciones, a la vista de que el BNG no cedía en su oposición a la candidatura de Manuel Martínez por estar imputado por malversación, optaron por el alcalde de A Pontenova, Darío Campos. Pero en las filas socialistas no las tenían todas consigo acerca de qué haría Martínez a la hora de votar. Las caras del propio Besteiro y de su equipo reflejaban las horas de tensión, que también era evidente que habían hecho mella en Manuel Martínez. El alcalde de Becerreá no decía nada.

Iniciado el acto, el secretario, José Antonio Mourelle Cillero, explicó cómo se desarrollaría la sesión. Se constituyó la mesa de edad y comenzaron a jurar o prometer sus cargos los diputados. Y le llegó el turno a Martínez. Con voz firme y alta, timbrada de tensión, se dirigió al secretario, para preguntarle si había algún impedimento administrativo o legal para su toma de posesión y en su caso para ser presidente o vicepresidente. La respuesta fue no. Prometió el cargo entre los aplausos de parte del público que seguía la sesión.

Llegó el momento de la votación, en la que se necesitaba mayoría absoluta (13 votos). La votación, como es sabido, es secreta. El escrutinio arrojó 12 votos para Elena Candia (PP), 12 (PSOE más BNG) para Darío Campos y uno para Manuel Martínez; era evidente que el alcalde de Becerreá se había votado a sí mismo. Tras un momento de duda en la mesa de edad, juró como presidenta la popular Elena Candia, porque su partido (PP) fue el más votado. Candia subió al estrado y pronunció un discurso breve, de tono muy moderado. Mientras hablaba, en las filas de los asesores de Besteiro se produjo un notable revuelo. En la legislación habían encontrado la posibilidad de una segunda votación, que mediante wasap y la entrega de un papel le comunicaron al secretario. Hubo después quien sostuvo que esa segunda votación solo era necesaria en caso de que hubiese una petición en tal sentido, que no hubo. Pero el caso es que, recién terminado su discurso, Candia se encontró con que el secretario le mostraba en el teléfono algo así como la norma que obligaba a repetir la votación. A esas alturas, en el salón de plenos del pazo de San Marcos, había muchos lucenses que recordaban a Valle Inclán y sus esperpentos, en un ambiente en el que se mascaba la tensión y Gómez Besteiro aguantaba como podía el tipo como presidente saliente. Se hizo la segunda votación, que esta vez dio como resultado 12 votos para Candia, otros 12 para Darío Campos y uno en blanco. Y no hubo más, porque la nueva presidenta ya había jurado y recogido el bastón. Martínez salió de la sala disparado en cuanto se levantó la sesión y poco después lo hizo Gómez Besteiro.

Presidenta imprevista

A la popular Elena Candia el tiempo político y personal se le ha acelerado hasta el vértigo desde que José Manuel Barreiro renunció en el pasado mandato a la portavocía de su partido en la Diputación para irse al Senado. Candia se subió así al tren de la portavocía en un viaje que resultó agitado. Llegaron las elecciones locales y se hizo con la alcaldía de Mondoñedo. Aún disfrutando del éxito se acaba de encontrar con la presidencia de la Diputación. Prometió «responsabilidade» en el ejercicio del gobierno y anunció que «avanzará pola senda do entendemento».

Mientras la nueva presidenta hablaba, entre los socialistas se escuchaba en los pasillos todo tipo de comentarios acerca de las consecuencias que puede tener para Besteiro la pérdida de la Diputación. Pero también que la resistencia de Martínez fue una lección que el BNG no olvidará. Ayer mismo, su secretaria de política municipal, Goretti Sanmartín, anunció la disposición del Bloque «a favorecer un goberno alternativo ao PP (...) en canto sexa posible». El socialista Besteiro, en el peor momento de su biografía política, destacó que el alcalde de Becerreá desatendió la decisión «de obrigado cumprimento» en cuanto al candidato, pero evitó hablar de sanciones o expulsión del partido de Martínez.

Candia subió al estrado y pronunció un discurso breve de tono moderado

Besteiro evitó hablar de sanciones o

de la expulsión

de Martínez

vuelco en la diputación de lugo