El «hielo caliente» propició un clima húmedo cerca de los antiguos glaciares

La Voz

LUGO

15 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Uno de los aspectos más notables de la investigación realizada con las estalagmitas de la cueva de Arcoia, según explica Vidal Romaní, se refiere a las condiciones climáticas que reinaban en la sierra de O Courel y otras partes de la montaña de lucense durante las épocas más frías de la prehistoria. «En períodos como la última glaciación se ha comprobado que el ambiente era más húmedo de lo que cabía esperar, porque las investigaciones hechas en otros lugares indican que en las eras glaciales el clima era mucho más seco que en los períodos cálidos, debido a que había enormes cantidades de agua retenida en los casquetes polares y los glaciares», señala.

En la sierra de O Courel sucedió lo contrario y la explicación -conforme apunta el geólogo- está en que los glaciares que existieron en la zona se encontraban en zonas relativamente bajas y por lo tanto el hielo que los formaba no estaba tan frío y compacto como en otras áreas montañosas situadas a mayor altura.

Cerca de cero grados

Los datos extraídos de las estalagmitas indican que en determinadas etapas los glaciares de la sierra se encontraron a temperaturas próximas a los cero grados centígrados. «Las masas de hielo estuvieron durante mucho tiempo cerca del punto de fusión y eso hizo que en torno a los glaciares hubiese un goteo continuado y un flujo muy importante de agua», apunta el científico. El efecto erosivo de estas corrientes creó caudalosos ríos subterráneos y modeló las grutas calizas que hay en la zona, como la propia cueva de Arcoia, que estaba situada junto a uno de estos glaciares.

Las peculiares condiciones térmicas creadas por estas masas de «hielo caliente», agrega por otra parte Vidal, explican que durante la glaciación fuese posible que hubiese a la vez glaciares en las partes altas de las sierras lucenses y bosques en las partes bajas. «En zonas situadas no muy por debajo de los glaciares podían vivir animales como los osos pardos y los osos de las cavernas que se han descubierto en Cova Eirós», señala. Esta situación bioclimática, comenta por otro lado el científico, no era muy diferente de la de la que se da hoy en día en zonas como los Alpes o Nueva Zelanda, donde glaciares y bosques no están muy alejados.