El restaurante lucense Paprica, que dirige el cocinero Álvaro Villasante, presentó ayer su nueva carta de temporada, con el mismo gusto por la buena elaboración de platos hechos con productos gallegos y con otros foráneos, especialmente los de la cocina japonesa.
La sofisticación de la sencillez
Los platos de Villasante -un joven palense hecho así mismo y que lleva años abriendo un camino en la cocina gallega (forma parte del Grupo Nove)- combinan calidad, elaboración, sofisticación con aparente sencillez, cuidando la presentación como una obra de arte. Los platos tiene un primer foco de atención, pero debajo se encuentran sorpresas. Así, lo que aparenta un simple trozo de merluza del pincho de Burela esconde debajo una cama de nabizas y fabas de Lourenzá. Mar y montaña, pescado junto a caldo sólido. Una exquisitez. La carta incluye clásicos de su cocina, como el sushi, o carnes con acompañamientos atrevidos, como conejo con bacalao y coliflor. Villasante juega con productos gallegos, como los quesos, para ofrecer una nueva versión de platos llenos de arte. Entre los postres, A Illa do Tesouro, una combinación de elementos a base de chocolate, polvo de oro, café y pétalos acompañados de yogur.
Maridaje
Para acompañar algunos de los nuevos platos de la carta del Paprica, la sumiller Mercedes González ofreció una variedad de vinos acordes para cada comida. Así, un espumoso de Valdeorras, Chris, para acompañar una ensalada de cítricos. Para el sushi con atún rojo se decantó por Ginesta, vino del Penedés. La merluza de Burela con caldo gallego fue con Castrobrey, de Rías Baixas. El conejo con bacalao, Fuego, de la variedad garnacha de Calatayud. El lomo de ternera con Regua, mencía de Ribeira Sacra. Y para el postre, un delicioso moscatel de Málaga. Variedad de uvas, de denominaciones y de estilos.