Suaves, Rosendo y Costas, patrimonio de la sonoridad

LUGO

03 oct 2014 . Actualizado a las 10:01 h.

Tres clásicos y un joven grupo que se abre camino en los cada vez más inciertos derroteros de la música de elevado octanaje [no hay quien venda un disco, repiten los más veteranos del negocio, incluso los que sí continúan colocando sus cedés en el menguante mercado] constituyen la gran apuesta de este año para poner banda sonora a las fenomenales fiestas de Lugo. Rocosos e imperiales en lo suyo, pero bastante más solventes que las notas de ese otro Froilán de moda en este inicio de curso, el que lo suspende todo salvo Educación Física e Inglés, duros sin pasarse, como el pulpo cuando está en su punto, de vuelta de tantas cosas, ahí están Los Suaves, a la cabeza de un cartel que comparten con otra leyenda del ruedo ibérico, Rosendo, el patriarca del sonido urbano, y Miguel Costas, coperpetrador necesario de Siniestro Total, que hace largos años vuela en solitario, lejos del invento que dejó en manos de Julián Hernández.

Completan el cuarteto que esta noche estiba su leña en el Pazo de Feiras e Congresos lucense Tregua. Procedentes de A Coruña, defienden su primer trabajo, Luces y Sombras, lanzado en el 2011 en clave de rock sin etiquetas. Conviene no engañarse con ellos, porque han girado ya con los más grandes de este tema y merecido elogios por parte de los popes de la crítica musical patria. No se cortan a la hora de colaborar y compartir su música, como lo demuestran un par de singles grabados mano a mano con gente de La Fuga, Revólver y Sôber [Carlos Escobedo produjo su debut de larga duración, de hecho], además de Para Cuando Desatino, la versión de Rosendo que incluyeron en la maqueta Nunca Es Tarde, con la que se presentaron en sociedad hace cosa de cinco años.

Costas, eficaz y corrosivo, propone uno de los mejores directos que hoy puedan rastrearse por estos escenarios del señor. Hasta casi le dan un premio el año pasado, patrocinado por Estrella Galicia y todo. Ya en serio, Alguien Tenía Que Hacerlo es el título de su último disco. Tenía que hacerlo bien, podría añadirse, y bien que lo ha hecho.

Subiendo un peldaño hacia el momento álgido de la noche, Rosendo. Vuelve el de Carabanchel a Galicia por tercera vez desde el lanzamiento, a finales del año pasado, de Vergüenza Torera, un trabajo que derrocha lucidez desde el primer acorde. Seguro que habrá un recuerdo para Tony Urbano, el bajista de Leño que se fue en agosto. Ilustre baja que se suma a la de Germán Coppini, caído en diciembre. Poderosas sombras en la zona tenue del escenario, largas influencias, ausencias por las que brindar con la guitarra en la mano. También Los Suaves tienen las suyas. Hermes Alogo, aquel entrañable guitarra negro que punteaba en Frankenstein, Ese Día Piensa En Mí o Suave Es La Noche. Yosi y los suyos siguen dándole a su gira de los mil conciertos, rodeados de documentales, libros y directos. No solo es rocanrol, amigos, es una leyenda en ruta que ni siquiera necesita cantar para levantar al personal mientras el incombustible Charly, las guitarras de Cereijo y Fernando Calvo y la batería de Tino Mojón le dan cobertura. Alguno dirá que, obviando a Reincidentes, el cartel es el mismo que en abril propuso el festival Oistes Rock en A Coruña. Bien, ¿y? ¿Qué pasa? ¿Que no te gustó? Pues eso.