El recuerdo y el romanticismo ocupan los lugares favoritos de Noemí Mazoy

Antón Grande LUGO

LUGO

Carlos Castro

La actriz y soprano descansa unos días en la ciudad

10 ago 2014 . Actualizado a las 06:54 h.

Noemi Mazoy Fernández (Lugo, 1972) ha participado en numerosas facetas artísticas como actriz y cantante soprano y en todas ellas, con gran éxito. Ahora aprovecha unos días de descanso en Lugo antes de reanudar nuevamente su trabajo. Entre su amplio currículo se podría citar su participación en las obras teatrales Roberto Zucco, Bodas de sangre o Electra. Ha realizado más de diez musicales, entre ellos Jackyll hyde, con Raphael; Annie, El fantasma de la ópera, Víctor, victoria, con Paloma San Basilio, Peter Pan, Diario de Ana Frank o Sonrisas y lágrimas, con la que acaba de finalizar periplo tras tres años en cartelera. Como cantante soprano fue protagonista de las óperas La behomie y Aida y en zarzuela se puede decir que hizo casi todas, destacando Non chores Sabeliña, Los Gavilanes o Las de Caín.

A la hora de hablar de sus rincones favoritos, Noemi Mazoy sin inclina por tres que guardan recuerdos de sus estancias en Lugo entremezclados con tintes románticos. Son ellos las escaleras centrales situadas en la calle Rafael de Vega, un viejo roble del que quedan sus restos en la avenida de As Fontiñas y el puente del estanque de los patos del parque Rosalía de Castro.

Infancia

De entrada puede resultar algo raro tener unas escaleras en medio de una calle como lugar favorito, pero es que justo enfrente se encontraba el chalé número 5, «El chalé azul», como le denomina Noemi, en donde nació y vivió durante muchos años. «Cuando vengo a Lugo -explica- me siento en las escaleras frente a la casa que ahora ocupa lo que era el chalé, con la entrada de un restaurante que coincide justo con lo que era la puerta de la casa, y allí me dejo llevar por los recuerdos, desde las riquezas que me ofrecía la naturaleza y que me ayudaron mucho en mi concepto musical, a los juegos, las reuniones familiares. Algo que se ha ido para siempre menos de mi memoria».

En cuanto a su segundo rincón no duda al inclinarse por los restos de un viejo roble en Fontiñas, un carballo que fue su lugar de evasión en su adolescencia, un retiro al que acudía con una libreta, un libro o una casete con la que escuchaba repetidamente Liever straun, de Listz, así como una manta si hacía algo de fresco. «Fue allí donde comencé a escribir -recuerda- y es que este árbol era mi amigo, lo besaba, lo abrazaba y ahora, a pesar de que lo cortaron en gran parte, acudo a saludarlo siempre que estoy en Lugo.

El tercer rincón de Noemi tiene mucho de leyenda y de romántico. Siendo niña escuchó que cuando una pareja de enamorados se daba un beso en el puente que existe en el estanque de los patos, en el parque Rosalía de Castro, quedaba unida para la eternidad. «Cuando vengo a Lugo -explica- me doy un paseo por el parque Rosalía y me tiro un rato sobre ese puente porque mi deseo más grande en estos momentos es ir allí con mi pareja, que espero que venga pronto a conocer mi ciudad, y poder cumplir así mi sueño con Francisco Jo que, no tengo duda, es el amor de mi vida».

No cabe la menor duda. Noemi Mazoy, además de una excelente artista, respira sensibilidad por los cuatro costados.

Los tres rincones de Noemi mazoy fernández