«Soy el autor material de la muerte de mi mujer, pero no el culpable»

Xosé Carreira LUGO / LA VOZ

LUGO

Oscar Cela

El profesor de Química dijo que para ser culpable de algo hay que «querer hacer daño»

28 jun 2013 . Actualizado a las 07:06 h.

«Soy el autor material de la muerte de mi mujer, pero no el culpable». Esta fue una de las últimas frases pronunciadas durante el último turno de palabra que le fue concedido al profesor de Química, Juan Carlos Pernas, después de dos días y medio de juicio por el homicidio de su mujer. El acusado reconoció haber hecho «mucho daño» porque «no supe controlar la situación», sin embargo advirtió: «pero para ser el culpable de algo tienes que querer hacer daño». Con estas manifestaciones finales, Pernas pretende convencer al jurado de que actuó ofuscado al saber que su esposa mantenía una relación con otro hombre y que podía perderla para siempre.

El autor confeso de la muerte de la enfermera Montse Labrada, a finales del mes de agosto de 2010, dijo en su última oportunidad de hablar que estaba en la sala por «mis hijos, que tenían un padre que los adoraba y a los que nunca hizo daño». La presidenta del tribunal le advirtió de que así no iba bien porque en el juicio no se discutía si quería o no a sus hijos. Le planteó que se refiriese a lo que le imputaban.

«Me acusan de un delito de violencia habitual. Llevábamos 14 años en el piso (se refiere al de Carlos Azcárraga donde ocurrió el luctuoso hecho) y las vecinas declararon que nunca escucharon gritos ni ningún incidente. No sé, entonces, dónde se puede apreciar violencia habitual», se defendió el acusado. Aún ahondó más en esa cuestión: «Nadie vio que yo maltratase a Montse y ahora todo es Montse decía esto, Montse decía lo otro...». Recordó que una testigo que declaró que la mujer era objeto de supuesto maltrato por parte de su esposo, «resulta que en su día vino a tomar café conmigo; si supiera que yo estaba ejerciendo violencia contra mi esposa, no vendría».

Su abogado durante el informe final se preguntó si no sería una situación de malos tratos ambigua. «Si no fuera por el resultado final, me atrevería a asegurar que alguien jugaba al escondite», advirtió.

Cuando ya concluyó su intervención y la presidenta del tribunal dio por terminada la sesión, el profesor abandonó la sala y en el camino al furgón de la Guardia Civil que lo trasladaría a Bonxe se abrazó a varios familiares que se encontraban en la sala. Saludó a otros que le esperaban en el exterior. A todos les pidió que estuvieran tranquilos. «No os preocupéis, estoy bien», les indicó. Sobre las dos y cuarto de la tarde volvió nuevamente a Bonxe.

«No tiene absolutamente nada, ni en lo material ni en lo espiritual», expresó su letrado ayer al tribunal popular en sus conclusiones finales.

Santiago Longarela, el letrado de Javier Pernas, dijo en su informe que su cliente había rechazado la posibilidad de pactar una pena a la baja por los delitos relacionados con los malos tratos y las amenazas. «Rechazó aceptar tal posibilidad, aún sabiendo que se está jugando nueve años de prisión, porque asegura que nunca maltrató a su esposa», expresó el letrado. El acusado lo reiteró en numerosas ocasiones durante su intervención ante el jurado: «jamás puse la mano encima a mi mujer en 24 años de relación». En su informe final, el letrado defensor recordó al tribunal que el acusado había colaborado hasta el extremo de decir cuál había sido el arma homicida. La policía quizás no se hubiese entrado porque en el hacha no apareció sangre. Ni llegaron a revisar el mago para saber si había huellas del profesor en el mismo. Recordó que pudo haber hecho desaparecer el cadáver y, sin embargo, se entregó.