Los peritos ratifican el exceso de velocidad del bus de Lavacolla

Xurxo Melchor
xurxo melchor SANTIAGO / LA VOZ

LUGO

Álvaro Ballesteros

El conductor dio una «frenada brutal» de 108 a 31 km/h en 40 metros

22 feb 2013 . Actualizado a las 07:10 h.

Exceso de velocidad. Esa fue la causa del mortal accidente que el 3 de mayo del 2009, en Lavacolla (Santiago), segó la vida de tres jóvenes jugadoras del club de voleibol Emevé de Lugo y dejó heridas a otras once. Esa es la conclusión a la que han llegado todos los peritos que ayer comparecieron en la segunda jornada del juicio contra el conductor, Federico Ferreiro Álvarez, para el que el fiscal solicita cuatro años de cárcel por homicidios y lesiones imprudentes.

Los peritos de la Guardia Civil que hicieron el análisis del tacógrafo del microbús siniestrado, un Ibeco Win de la empresa Nadia Bus SL, confirmaron que en el momento del accidente circulaba a 108 kilómetros por hora en un tramo limitado a 40 de la SC-21, el vial que enlaza el aeropuerto de Lavacolla con la autovía Santiago-Lugo (A-54).

Los agentes explicaron que alcanzó esa velocidad pese a que el bus tenía un limitador para no superar los 98 kilómetros por hora porque el tramo tiene una pendiente de bajada del 4 %, un hecho que aún refuerza más la tesis, corroborada por todos los testigos, de que el conductor circulaba con exceso de velocidad.

También fueron motivo de análisis las huellas de frenada y fricción que dejó el bus en la calzada, que según los peritos están en consonancia con la velocidad de 108 kilómetros por hora registrada en el tacógrafo, argumentos que echan por tierra la versión que ofrecieron los abogados del acusado y de la aseguradora que apuntaba a que el tacógrafo, debido al impacto, pudo tener un funcionamiento erróneo. «Eso es imposible», sentenció uno de los peritos de la Guardia Civil.

El informe que ratificaron en la vista recoge como el bus circulaba sobre las 12.10 horas por el vial de enlace del aeropuerto de Lavacolla con la autovía A-54. Los peritos creen que el conductor, que iba a un mínimo de 102 kilómetros por hora -los 108 que marcó el tacógrafo menos los seis de máximo del margen de error- se saltó la bifurcación para coger la autovía en sentido Lugo. En ese momento, se encontró de pronto con la gran rotonda que enlaza varias carreteras y, en palabras de uno de los expertos, dio una «frenada brutal» durante 40 metros en los que deceleró hasta los 31 km/h, impactó contra una de las barreras protectoras y acabó volcando.

Los informes de los expertos desmontaron por tanto los dos argumentos de la defensa, que intentaron demostrar que el autobús no circulaba tan rápido y que si el tacógrafo marcó 108 km/h fue porque o bien funcionó mal por el impacto o las ruedas, al volcar, siguieron girando a gran velocidad. En opinión de los peritos, ninguno de las dos opciones es posible, como demuestran el disco del tacógrafo y las marcas en la calzada.