La aritmética puede más que el consenso en el pleno de Vilalba

LUGO

PALACIOS

El PP usó su mayoría para rechazar las mociones defendidas por socialistas y nacionalistas

01 feb 2013 . Actualizado a las 01:36 h.

Diez concejales en una corporación formada por diecisiete represantantes son una sólida mayoría y también, a la hora de votar, un argumento tan contundente como los basados en otras exposiciones. El PP de Vilalba no rechaza el enfrentamiento dialéctico con los grupos de la oposición, que además reparten más las intervenciones entre sus miembros, pero tiene al final la ventaja de sumar más votos que el PSOE y el BNG juntos. En el pleno de hoy, que empezó con las últimas luces del día y acabó con noche cerrada, no faltaron polémicas, aunque también hubo momentos en los que las posturas parecían algo cercanas. Sin embargo, la aritmética estuvo más presente que el consenso en las votaciones.

El PSOE pidió la reprobación del teniente de alcalde Julio Vázquez por su papel en una urbanización en la que tiene una vivienda. El socialista Luis Fernández lo acusó de haber ocultado su condición de propietario, que se remonta, dijo, al 2010; y además destacó que desde que surgió el asunto (planteado por su grupo, recordó, hace seis meses en una comisión), había tiempo de rectificar sin haber dado ese paso. Fernández incluso aseguró que en la urbanización estaba cerrado el paso por un camino público y que la empresa promotora de la obra había entregado un escrito en el consistorio sin registrarlo. El alcalde, Gerardo Criado, censuró a los socialistas en general y a Fernández en particular su interés en dar lecciones de comportamiento «ético», y agregó que no podía plantearse una reposición de la legalidad porque no se había cometido ilegalidad alguna. El BNG sumó su voto a la postura del PSOE, y su portavoz, Félix Jorquera, dijo que habían fallado las formas. La mayoría popular triunfó ante los votos de los otros grupos.

Ante el anunciado cierre temporal de las 42 habitaciones de la parte nueva del Parador, medida que además va acompañada de dos despidos en la plantilla de Vilalba, el socialista Eduardo Vidal propuso que se tomasen medidas para dejar abierta la mitad (21 dormitorios) y que se buscasen fórmulas para dinamizar el establecimiento. La nacionalista Inés Novo también mostró el respaldo de su grupo al punto de vista del PSOE, recalcó que el establecimiento («símbolo» de Vilalba, dijo) debía de ser un motor de la hostelería y del turismo, y mostró su temor a que las recientes medidas encerrasen en el fondo una intención privatizadora. El alcalde, Gerardo Criado, desveló cifras que indicaban pérdidas en estos año: de los 30.000 euros del 2007 se pasó, dijo, a los 300.000 del 2011. Admitió que las mociones del PSOE y del BNG mostraban «sensibilidade» ante la situación, aunque también acusó al PSOE de mala gestión de la red en años pasados. Por otro lado, las movilizaciones realizadas en semanas pasadas en Vilalba también estuvieron presentes en el debate: Criado acusó a la oposición de preocuparse sobre todo por salir a la calle detrás de las pancartas, ante lo cual Vidal le recordó que Agustín Baamonde, concejal y diputado autonómico popular, había acudido a alguna movilización, y le matizó al alcalde que se sentía «orgulloso» de manifestarse al lado de vecinos con problemas. Las respectivas mociones del PSOE y del BNG sumaron los votos de ambas formaciones, pero no los del PP, que con su mayoría las echó atrás.

En la situación de los afectados por las preferentes se libró otro combate dialéctico en el que tampoco se logró consenso. Pocas horas después de una concentración en la localidad, celebrada además a poca distancia de la Casa do Concello y con la presencia de miembros de la oposición, PSOE, BNG y PP presentaron sus respectivas mociones. Vidal y Jorquera no dejaron pasar la ocasión de criticar el papel del PP en este asunto, mientras que Agustín Baamonde, aun reconociendo la «máxima gravidade» del asunto, matizó que era preciso distinguir entre ahorradores que pudieron ser engañados al comprar este producto e inversores que lo eligieron conscientemente, atraídos por la posibilidad de una buena rentabilidad. Al final, de nuevo mandó la aritmética: el PP sacó adelante su moción, rechazada por una oposición que vio cómo las suyas chocaban con el muro de la mayoría popular.