El copago provoca reacciones antagónicas a pie de farmacia

MARÍA FANDIÑO

LUGO

Una farmacia de la zona centro de Lugo, en la hora de máximo tránsito.
Una farmacia de la zona centro de Lugo, en la hora de máximo tránsito. Maria fandiño < / span>

Unos clientes muestran su apoyo y otros denuncian su descontento

07 jul 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Los farmacéuticos y dependientes se enfrentan desde hace días a las reacciones ciudadanas tras una semana de apoteósico trabajo marcada por la cuenta atrás hacia la reforma. Desde la instauración del copago sanitario los boticarios se ven obligados a lidiar con el enfado y el descontento de gran parte de su clientela. El número de compradores se ha visto mermado, pues la mayoría aprovecharon los últimos días para surtirse.

La población se encuentra dividida, como explica Esmeralda Sánchez Moreiras, de 34 años, trabajadora de la farmacia Forján de Lugo. «Hay xente que pensa que hai que arrima-lo ombro para manter un dos mellores sistemas sanitarios do mundo, outros din que xa levan toda a vida pagando a Seguridade Social, que non queren pagar nada máis a maiores».

En la puerta de la botica se mezclan caras impasibles, de enfado y resignación. «La situación está muy mal, es un nuevo robo por parte del Estado, me parece una vergüenza», asevera Francisco Valeros, de 62 años, que con el copago pasa a abonar 30 ó 40 euros al mes por sus 12 pastillas al pertenecer al sector de activos que costea del 30 al 60% del valor de los fármacos.

Casos desesperados se convierten en el día a día en los mostradores de los dispensarios. Desde el pasado domingo 1 de julio Jose María Álvarez, que cuenta con 67 primaveras, paga cada mes el 10% de su tratamiento permanente y alega que «es demasiado, sobre todo para los pacientes crónicos». Esta situación es similar a la que sufren miles de ciudadanos que, de un día para otro, se ven forzados a destinar sus ahorros, en mayor o menor medida, a costearse un tratamiento médico.

Sin embargo, mucha gente, como Purificación Rodríguez, septuagenaria, anteriormente trabajadora en el sector sanitario, defiende la necesidad de esta reforma. «Facía falta facelo porque esto era un desplifarro. A xente collía de aquí e de alá todo o tempo. Non había ningún tipo de control e o burato económico faise máis e máis grande».

Estas son algunas de las voces de los afectados de Lugo por las medidas destinadas a ahorrar 7.000 millones de euros de las arcas públicas, una parte de ellas mostrando indignación y otras inclinándose hacia el conformismo por un futuro económico más prometedor.