La fuerte explosión de ayer por la madrugada fue sentida por un amplio sector de la población vilalbesa. El ex presidente del parlamento, García Leira, dijo que aunque estaba cansado después del casamiento de una hija durante el fin de semana, se percató del ruido. Pensó que sería una celebración más de las muchas que se hacen en Vilalba, «como cuando gana el Deportivo, o el Celta». Leira mostró su repulsa por el hecho de que a una fundación cultural alguien le ponga bombas.
El diputado autonómico Agustín Baamonde dijo que le parecía sorprendente que todavía fuese utilizada la figura de Fraga para dar publicidad a los grupúsculos que considera un peligro potencial.
Quienes realmente vivieron más de cerca el atentado fueron Pilar Fraga, de 81 años y Pilar Ramil. Dormían justamente en la casa del al lado donde se produjo la explosión. La octogenaria, toda una institución en Vilalba, porque regentó el popular café bar Fornos, pensó que se había derrumbado la casa del ex presidente de la Xunta debido a las obras de la fundación. «Tuvimos suerte, porque ni tan siquiera nuestra casa acabó con un cristal roto», recordó.
En la casa número 17, también colindante con la del atentado, estaban en el primero la profesora María Jesús y en el segundo, Alberto. Fue ella quien dio el aviso al 112 para poner en marcha todos los mecanismos. «Fue un susto tremendo. Pensé que se derrumbaba el piso de la casa», señaló María Jesús.
María Ángeles González, pasó un gran susto. A esas horas, dijo, iba a limpiar un bar de la zona. Por poco no pasa en el momento de la explosión por el lugar. «Primeiro pensei nun coche que se metera contra a casa e logo xa vin que había unha gran columna de fume. Tremeu todo», recordó.