«Quiroga, aristócrata de Láncara amigo de Alfonso XIII, facía moi boas gaitas»

Benigno lázare LUGO / LA VOZ

LUGO

Con Pepe Vaamonde investiga los recovecos del sonido instrumental

17 sep 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Las gaitas, como los vinos, también se pueden catalogar como «de autor», y uno de los más selectos de Galicia es Lis Latas, que tiene un reputado taller en el que Suso Vaamonde es el enólogo musical, encargado de ponerlas a punto y pasarles el control de calidad. Ambos despliegan todos sus conocimientos al servicio de la investigación, con excelentes resultados. Pero Xosé Luís Latas Vilanova también desarrolla otro trabajo más discreto y con más antigüedad: desde hace 20 años es profesor de baile de la asociación Antaruxas e Sorteiros, de A Fonsagrada, y ahora también da clase de canto de taberna en la parroquia lucense de Orbazai. «É un canto como o de coral pero máis popular e máis de viños, como o que fai Treixadura», explica con respecto a esta última modalidad. «Unha coral estrutura as pezas en voces e fai arranxos, e no canto de taberna partimos dun par de voces, despois estruturadas por octavas», abunda.

Lis Latas comenzó a bailar con cuatro años asistiendo a clases durante el varano en Candai (Outeiro). Después se incorporó al grupo As Feiticeiras, del colegio de Paradai, y a los siete ya comenzó a tocar instrumentos, arte que siguió desarrollando en las escuelas de Cantigas e Frores. El siguiente paso fue montar Reviravolta, grupo de amigos que se siguen reuniendo en su taller por el exclusivo placer de la música, porque no hacen actuaciones. Por aquella época comenzó a impartir clases a colectivos desde Ibias a Pedrafita, pero lo dejó casi por completo por falta de tiempo.

Lo de hacer gaitas fue posterior y como contagio del ambiente en el que se movía en un determinado momento. «Daquela traballaba en Musical Arco Iris rodeado de instrumentos, e decidín que ía facer gaitas; díxenlle ao meu xefe que no prazo dun ano marchaba para montar un obradoiro de gaitas, e fíxeno. Non tiña nin idea de tornos nin de gaitas, son totalmente autodidacta».

Compró tornos y habló con Pepe Vaamonde, que también daba clases en A Fonsagrada, y le pidió que lo tutelase y que probase los instrumentos que pretendía hacer. Pepe aceptó y él tardó unos cuatro años en conseguir una gaita como las que quería hacer.

Aquello, como en la película, fue el comienzo de una buena técnica que derivó en la invención de un puntero dividido en cinco piezas que no hace falta afinarlo en la palleta y consigue niveles inalcanzables en los de una. «Neste momento somos primeiro premio de artesanía de Galicia, temos o punteiro afinable que é unha patente nosa, concedéronnos este ano unha beca de investigación na Deputación de Lugo e seguimos dedicando moito tempo a investigación, en detrimento da producción e do rendemento económico que poderiamos sacar».

Lis dice que casi todos los talleres de gaitas utilizan maderas de primera calidad mayoritariamente africanas, pero sus estudios y los de Pepe Vaamonde se centran en los interiores, la afinación y en la construcción. Igualmente está generalizado el gore-tex para hacer el fol, salvo algún purista que prefiere uno de cabrito «por unha cuestión romántica».

También dice que siempre hubo gaitas de primera, de segunda y de tercera, como hoy. Un artesano podía hacerlas excelentes en la más remota de las aldeas. Cita nombres importantes del siglo XIX y del XX como Basilio Carril y Bao, a los que recurrían músicos de alto nivel. «Un aristócrata de Láncara amigo de Alfonso XIII, Quiroga, facía moi boas gaitas», señala a modo de anécdota. Actualmente la gente sigue identificando determinados nombres con la calidad, como Seivane en A Coruña; Gil en Ponteareas, o ellos en Lugo, «algo que se vai conseguindo cos anos e cos instrumentos que se van facendo, porque a clientela é quen define a calidade».

Lis está completamente en contra de las gaitas marciales que se utilizan en las bandas para atender las necesidades de un colectivo grande, frente a las limitaciones del cuarteto tradicional, «pero musicalmente non aportan nada». Lis Latas dice que el mayor daño de esta modalidad está en la percusión y el estilo de banda. «En Galicia a gaita é un instrumento de festa, e nunca se tocou baixo unha banda militar».

Xosé Luís Latas Vilanova

40 años

Maestro de danza y música y artesano constructor de gaitas

Su taller de la calle Aceroleiro