El puente de Cruzul recupera su aspecto después de 200 años

fERNANDA FOLLANA LUGO / LA VOZ

LUGO

El concello de Becerreá está realizando tareas de limpieza en la edificación

02 jul 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El viejo puente de Cruzul recupera estos días su antigua imagen. Después de más de 200 años en los que la vegetación y los arbustos fueron cubriendo su estructura, ahora el ayuntamiento trabaja día tras día para retirar todas las plantas que lo tapan. La labor, que sirve para hacer que el paisaje de la zona cobre un nuevo aspecto, también busca que cada día sean más las personas que se acerquen hasta él para conocerlo. La consideración como Bien de Interés Cultural, es otro de los objetivos de tanto esfuerzo. Por ahora, Claudio Vázquez, concejal de Cultura, asegura que los papeles que garantizan el certificado ya están en Madrid. «Todo va por buen camino, pero habrá que seguir esperando a la resolución», afirma.

Este viejo puente situado en el ayuntamiento de Becerreá fue hasta el año 1985 el único paso hacia Castilla y León con el que contaban los gallegos que viajaban por la Nacional-VI. El proyecto surgió en 1775 de manos del ingeniero Carlos Lemaur. Bajo las órdenes de Carlos III, que convirtió los caminos reales de España en seis carreteras nacionales, hizo que al fin se pudiese cruzar el río Cruzul sin tener que bordearlo. Esto benefició el tráfico por carretera e hizo que las comunicaciones de la provincia de Lugo con la Meseta fuesen más fluidas.

Dos sustitutos

Luego, en 1985, un nuevo puente relevó en las tareas a la vieja infraestructura de Cruzul. Se trataba del nuevo paso de la Nacional-VI. El antiguo se había quedado pequeño y resultaba peligroso.

Aunque en materia de comunicaciones con la meseta, el paso importante de verdad fue la construcción de la autovía A-6. El puente que se construyó río abajo era el tercer sustituto del de Cruzul, y poco a poco se fue notando. En el viejo las plantas cubrieron sus tres arcos de medio punto y el estilo neoclásico que lucía en un pasado quedó tapado por árboles y maleza.

Hasta hoy, la antigua infraestructura era poco más que un camino vecinal. Ahora, en cambio, se pueden fotografiar por primera vez en muchos años sus tres arcos y disfrutar del paisaje en el que está enmarcado.