El cura que vincula paz con justicia

La Voz

LUGO

16 jun 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Sendas figuras de piedra se descubren el sábado en los municipios de Guitiriz y Aranga en recuerdo a fusilados de la Guerra Civil. Los actos se celebran en primer lugar en la parroquia de Santa Mariña de Lagostelle, en donde empieza el programa a las siete de de la tarde. Hora y media después se repite en la parroquia de Vilarraso, perteneciente a Aranga.

En ambos lugares se descubren sendas piedras en las que se ha colocado un texto escrito por Baldomero Iglesias, Mero: «Pan, TerrA e xustizA. Pobo, LinguA e voZ. Patria e Amor, ... Galiza». Cada una de las palabras está colocada en una línea, y el uso de las mayúsculas en algunas de ellas permite captar también otro mensaje (PAZ) al ver los monolitos y leer lo escrito. La Comisión pola Recuperación da Memoria Histórica da Coruña, el Ministerio de Presidencia y la Diputación de A Coruña organizan los actos.

En la tabla que acompaña a esta información se citan los nombres de aquellos cuyos cuerpos fueron encontrados en las inmediaciones del puente de A Castellana (Aranga). Todos fallecieron en los primeros tiempos de la Guerra Civil salvo Senén Garrido, muerto en 1949. En la parroquia de Santa Mariña hay un número de cadáveres que puede estar en torno a ocho y cuyas identidades aún se desconocen. El homenaje del sábado llega tras años de indagaciones en esos dos municipios.

Hoy -Casa das Palabras, ocho y media de la tarde-, en Guitiriz se presenta el libro A fosa do cemiterio de Vilarraso, del que son autores Emilio Grandío y Eliseo Fernández,

Alfonso Blanco, conocido por diversas facetas entre las que la de coordinador de la Asociación Cultura Xermolos es una de las más destacadas, es cura de varias parroquias, entre las que está la de Santa Mariña. Al ocuparse de ella, le llamó la atención que algunas tumbas no tuviesen nombres y apellidos. Ese detalle lo llevó a indagar sobre la situación y a preguntar a vecinos de edad avanzada.

El hecho de pasar por ese lugar con frecuencia le sirve de base para decir que esos fallecidos, en cierto modo, forman ya parte de la parroquia aunque hubiesen llegado circunstancialmente a ese lugar. «Non hai paz sen xustiza», dice Blanco, que invoca su fe como razón de esta tarea.