«No aspecto legal o ensino sempre foi un galimatías»

Benigno lázare LUGO / LA VOZ

LUGO

El exdirector de Maxisterio llegó cuando era Escuela Normal y dejó el cargo a punto de ser facultad

11 jun 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Pese a los 36 años de profesión docente y 39 que lleva acudiendo casi a diario al edificio de la Escola de Maxisterio, a Modesto Rodríguez le sigue doliendo el pie y la mano a la vez cuando piensa en la jubilación. «Por unha parte quérome xubilar para poder facer outras cousas, pero por outra isto tamén me tira porque traballo contento». Las otras cosas a las que se refiere son un viaje, un huerto y actividades relativas a la naturaleza.

Pisó por primera vez el edificio de la avenida de Ramón Ferreiro en los años 60 como estudiante, cuando todavía le llamaban la Normal, «porque era onde se daban as normas para educar». Casualmente, le correspondió a él, como director del centro, tramitar el proceso de conversión en facultad. Pese a que por costumbre se le sigue llamando Escola de Maxisterio, el oficial será de inmediato Facultade do Profesorado y los alumnos del primer curso ya estudiaron de acuerdo con el Plan Bolonia.

En su juventud, tras rematar los tres cursos de Magisterio en Lugo, se licenció en Filología en Santiago y seguidamente se presentó y aprobó las oposiciones que le permitieron conseguir una plaza en el centro lucense. De los 36 años como profesor pasó los últimos 25 con cargos directivos. Hace meses dejó la dirección tras rematar los ocho años de los dos mandatos reglamentarios, y antes había ejercido otros ocho como subdirector.

Lógicamente, en todo este tiempo el centro y la profesión docente cambió mucho. «Daquela a Escola era menos universitaria porque acababa de integrarse na universidade, que o fixo no ano 71, e aínda conservaba moitas das características de cando fora Escuela Normal e non era titulación universitaria». Era un centro muy masificado, con bastante más de mil alumnos y con pocos recursos. Las clases eran fundamentalmente teóricas, con grupos muy grandes y con los sábados como jornadas lectivas. «Antes primábase máis a memoria e o esforzo personal, e hoxe é un ensino con máis recursos e probablemente tamén con máis creatividade; máis que mellor ou peor, agora o ensino é bastante distinto, ao meu parecer».

En esta provincia en la que siempre abundaron maestros y curas, la vocación no era el único motor profesional, al menos entre los docentes. Con la legislación del año 50 se podía acabar la carrera con 17 años, edad a la que el grado de conciencia profesional podía no estar del todo desarrollado, «pero o que si tiñamos clara todos nós era a necesidade de traballar e a disposición a ir a onde fose necesario, porque tamén había ilusión», puntualiza Modesto.

Magisterio también fue tradicionalmente una carrera elegida fundamentalmente por mujeres. El exdirector señala que cuando era estudiante había al menos el doble de mujeres que de hombres, que, por supuesto, estaban en aulas separadas. Hoy la proporción se equilibró más. También era la época de los profesores que eran toda una institución por el tiempo que llevaban en la docencia y por el acusado carácter de varios. En general, Rodríguez Neira conserva buen recuerdo y dice que algunos aplicaban métodos docentes avanzados para la época porque se habían formado en el espíritu de la Institución Libre de Enseñanza. También hubo siempre y sigue habiendo profesores tapón a la hora de aprobar a los alumnos. «Hai profesores que entenden que a formación dun mestre sempre é insuficiente, e son esixentes ou moi esixentes; outros entenden que a formación pódese levar a cabo durante toda a vida, e que aquí deben recibir coñecementos básicos para despois ir aprendendo, como en todas as carreiras. Supoño que será iso, porque con respecto aos métodos, movémonos todos nun mesmo nivel».

Sin embargo, este veterano docente no tiene duda al considerar perjudicial los constantes cambios en la legislación educativa. «No aspecto legal o ensino sempre foi un galimatías; houbo leis que duraron tan pouco que nen sequera deu tempo a aplicalas ao completo. Está convencido de que se debería establecer un marco legal claro que pudiese ser aplicado independientemente del color político del partido gobernante, porque los educativos son procesos que requieren tiempo. «Cando hai un plan de traballo en marcha, prodúcese un cambio normativo e obriga a modificalo todo, algo que non pode ser». Pone como ejemplo el país que suele salir mejor parado en el Informe Pisa. «Finlandia mantén sin cambios dende hai moitos anos a lexislación educativa porque alí teñen as cousas claras».

Modesto Rodríguez Neira

62 años

Docente, exdirector de Maxisterio

El edificio en el que se diplomó y desarrolló su carrera profesional.