El Eo suple a la megafonía en Ribeira de Piquín

Xosé María Palacios Muruais
xosé maría palacios VILALBA / LA VOZ

LUGO

Tres listas, en liza en un concello de menos de 700 vecinos

19 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Una campaña con el Eo como música de fondo. El río se ve y se oye en Ribeira de Piquín tanto o más que la campaña. Hay sendos carteles del PP y del PSOE en la carretera que llega desde Meira, mientras la megafonía estaba ausente en un día como anteayer. Y si los políticos estos días buscan cómo pescar votos, los aficionados a la pesca, en cambio, parecían haber dedicado el puente a otras diversiones: ni una persona con caña aparecía en el tramo de río divisado a su paso por la villa.

En estas márgenes del Eo, a la campaña electoral no parece faltarle una pasión similar a la que ponen los aficionados para capturar una trucha. Por ejemplo, la participación en las elecciones del 2007 fue del 79,97%, superior en 15 puntos a la de Lugo, en 9 a la de Sarria o en 8 a la de Vilalba.

PP, PSOE y BNG compiten en un concello de menos de 700 habitantes (664, según el Instituto Galego de Estatística), algo que puede tener ventajas e inconvenientes según el criterio de los candidatos, que no solo se juntan para la foto sino que luego comparten un café y unos comentarios en los que la política deja algo de sitio al fútbol.

Solo el popular Sabino Díaz rebasa los 30 años: «Que a xente nova estea implicada é bo», dice. La crisis parece influir: «Cando as cousas van ben, a xente non se preocupa da política», opina el socialista Roberto Fernández. ¿Es un lastre o un apoyo ser una mujer joven? «Non notei que me prexudicase», declara la nacionalista Olaia Rodil.

Mientras tanto, la megafonía que no se oye ha estado y estará presente: el PP ya la usó y prevé usarla de nuevo; el BNG la llevó el domingo, y el PSOE la espera para estos días. La calma no evita que los comentarios corran por el pueblo: tras haber tomado un café con los cabezas de lista en Casa Horacio, el periodista entra en el Bar Santa Comba, en donde apenas una hora después ya se sabía que los candidatos habían posado juntos. Parece claro, pues, que si la curiosidad compitiese con la indiferencia, le ganaría por mayoría absoluta.