Declaran que Adán pagaba con cocaína los chivatazos de las chicas

José Fernández LUGO / LA VOZ

LUGO

Sólo dejaba que se consumiera la droga que supuestamente vendía él

07 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La cocaína era algo tan corriente en el Queens como el güisqui o el ron. La consumían las mujeres y los clientes y hasta era utilizada como pago de favores. Quienes hacían que circulara por el burdel parece que no les importaba mucho la discreción. Los investigadores obtuvieron numerosas referencias de empleadas del establecimiento que veían frecuentemente la droga, incluso en la cocina.

Hay testimonios que apuntan a que José Manuel García Adán utilizaba la cocaína como moneda de cambio. Una de sus meretrices aseguró que la regalaba a aquellas mujeres que le caían bien y a las que quería tener como confidentes. Supuestamente, pagaba los chivatazos con polvo blanco.

El consumo de esta droga estaba incentivado en el club de O Ceao. Las mujeres sabían que a algunos clientes, con un nivel económico medio alto, les gustaba que las meretrices que elegían para sus relaciones también participaran de sus gustos consumiendo la droga. Esta situación generaba que los hombres se gastasen más dinero.

A lo largo de la prolija investigación promovida por el Juzgado de Instrucción número 1 de Lugo también se pudo saber que José Manuel García Adán, al que le incautaron droga en su domicilio y también en el establecimiento, tendría establecidas unas reglas. Permitía el consumo de droga, pero siempre y cuando fuera él o sus allegados quienes la vendieran. Alguna mujer declaró que si no le compraban a él la cocaína, tenían que consumirla a escondidas.

Sobre los lugares en los que se ocultaba la cocaína en las dependencias del club de alterne también hay muchas y variadas versiones. Algunas mujeres declararon que incluso se ocultaba en las máquinas expendedoras de tabaco en las cajetillas. Otras indicaron que tienen referencias de que en algún momento también llegó a haber droga en la caseta del perro.

Los vehículos que había en la trastienda del Queens e incluso una especie de caravana parece que pudieron servir también como buenos escondrijos de los estupefacientes que llegaban al establecimiento. Incluso la Guardia Civil llevó perros al solar para buscar drogas a instancias de la instructora.