Los 113 veterinarios despedidos por la Xunta presentan denuncias individuales ante la Inspección de Trabajo
LUGO
La privatización del servicio de identificación del ganado, que supondrá para la Xunta un ahorro anual de unos cinco millones de euros, ha puesto en pie de guerra a los 113 veterinarios de la empresa pública Seaga que venían desempeñando estos trabajos y que se encuentran desempleados. Tal y como anunciaron en la víspera, los profesionales desembarcaron ayer de forma masiva en la cuatro inspecciones provinciales de Trabajo para presentar denuncias individuales ante lo que consideran un «cierre patronal», hecho que, a su juicio, tiene implicaciones gravísimas y conlleva generalmente sanciones contra la empresa infractora.
El asesor jurídico de los profesionales, Xabier Ferreira, ex secretario xeral con el bipartito y profesor de Derecho Administrativo, aseguró ayer que no se puede despedir unilateralmente a alguien, tal y como ha ocurrido, cuando se está todavía negociando un ERE que no cuenta con el informe de la autoridad laboral. «A situación é completamente anómala e hai fundadas sospeitas de que se lles estea privando da carga de traballo para fundamentar o ERE», advirtió ayer. Los veterinarios, incluso, sopesan la posibilidad de demandar la suspensión del expediente.
El responsable de Medio Rural ofreció las últimas explicaciones sobre este conflicto en el Parlamento: el conselleiro Juárez defendió el nuevo sistema de identificación -por ser el extendido en la mayoría de la UE- , negó que ponga en riesgo la seguridad alimentaria y recordó que, en tiempos de crisis, lo responsable es recortar en gasto prescindible. La mayor parte de las denuncias de los veterinarios se presentaron ayer en la provincia de Lugo. La presidenta del comité de Seaga en esta provincia, María Jesús García, denunció que desde que se inició el desmantelamiento de la empresa han quedado animales sin identificar. «Non nos deixan facer o noso traballo para que o ERE teña sentido, o cal é gravísimo», dijo. Los veterinarios recuerdan que la privatización del servicio de identificación del ganado echa por tierra el prestigio que se había ganado Galicia en rigurosidad de los controles tras las vacas locas.