Investigación

José Ramón Ónega

LUGO

24 nov 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Mi abuelo decía que no había que confundir el culo con las témporas. Yo también lo creo. Sobre todo en política eso pasa con frecuencia porque la política es, con frecuencia, como una tía rica, guapa y salida. Un poco golfa, mucho imprecisa, poco currante, todo palique. He oído por ahí que el Concello de Lugo investigará la difusión de un panfleto subversivo e insolvente. O sea, sin firma, sin autor, anónimo.

El autor, está claro, es un cobarde que no se atreve a asomar la nariz por el hueco de la puerta. Tira la piedra y esconde la mano. Abre la boca y le salen gemidos y no reflexiones. En todas partes abunda el género, así que no podía ser menos en el Consistorio donde se cuecen asuntos de relieve e intereses de postín.

Pero, ¿qué dice el panfleto? Lanza acusaciones sobre presuntas anomalías en contratos y gestiones del Concello. Ya se sabe: lo económico, la pasta, el parné, la guita, siempre es tema apetitoso para sacar conejos de la chistera, buscar tres pies al gato, descubrir cloacas y estiércol donde hay jardines y parterres. Difama que algo queda, dice el adagio.

En estas horas inciertas electorales, llenas de dudas y escarceos, la difamación tiene su casa. Son tiempos de lupas y telescopios para observar la labor de los políticos y su honradez.

Por eso el Concello no sólo debe descubrir al chivato sino, sobre todo, y paralelamente, mirar dentro para saber si las delaciones son ciertas o tienen algo de razón. La verdad es el mejor antídoto contra la mentira. Ya dejó dicho Cicerón que la verdad se corrompe o con la mentira, o con el silencio.

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