«A música seguirá estando presente na miña vida porque forma parte dela»

Benigno Lázare LUGO/LA VOZ.

LUGO

Periodista al servicio de la Diputación, pasó más de un tercio de su aún corta existencia cantando de fiesta en fiesta

17 jul 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

A sus 28 años, cuando la mayoría de los deportistas de élite están en su mejor época, Eva López Moreira ya adquirió por derecho propio el título de ex en una actividad con menos reconocimiento social pero más dura, la de cantante de orquesta. «Cantante a secas non queda moi ben». Lo dice quien asume con casi todas sus consecuencias el mundo de la música de las verbenas populares, pero tras tamizarlo para eliminarle determinados tópicos. Se negó a subir al escenario con minifalda y grandes escotes y a cantar la canción Os peitos da cabritinha . Pese a ello dedicó ocho años de su vida a ir de un lado para otro sin despegarse del micrófono ni dejar de estudiar. Cuando acabó periodismo y se puso a trabajar llegó un momento en que ambas pasiones eran totalmente incompatibles y dejó las actuaciones. «Pero a música sempre seguirá estando presente na miña vida porque forma parte dela».

Para poder entrar en la Facultade de Comunicación de Santiago se matriculo en Logopedia y completó los tres cursos. Tras unas prácticas en la radio y un par de años en la televisión, recaló en el gabinete de prensa de la Diputación para ayudar a que la melodía de los políticos suene mejor en los oídos de sus compañeros de profesión y en los de los destinatarios finales, los administrados y votantes.

Ecléctica en los gustos, en su casa escucha música muy variada, desde el pop y el rock hasta la copla. Viva el pasodoble es la canción que más veces interpretó en su vida, casi tantas como actuaciones, pero su musa es Whitney Houston. Duro de pelar , un remake que estuvo de moda una temporada, se le hizo cuesta arriba. Eva recurre a Schopenhauer para definir la música y, además del dinero que ganó, de su época orquestal sacó bastantes y buenas experiencias, entre ellas la disciplina y el aprecio por todo lo que requiere un sacrificio.

Desde los 14 a los 17 años asistió a una academia sarriana en la que aprendió a tocar la guitarra, pero desde niña todo lo relacionado con la música era objeto de su afición. Aprovechó su etapa de estudiante en A Coruña para asistir a clases de canto con una soprano. «Miña nai dime que sempre me recorda cantando». También la recuerda interesándose por las noticias, porque la vocación periodística fue igualmente temprana «e tíñaa moi clara desde o primeiro momento».

De gira hasta Valencia

Con 17 años le hicieron una prueba de voz en la orquesta Los Jaslas y se convirtió en una de sus voces. Con ella recorrió los rincones más verbeneros de Galicia y viajó a Toledo, Madrid, Valencia, Barcelona, además de Asturias y el Bierzo, que eran como estar en casa. Tras dos años sin un día libre durante los veranos decidió dejar la orquesta, pero su marcha coincidió con la desintegración del grupo, de modo que fue de la última remesa de componentes. «Estaba estudiando e non podía levar as dúas cousas, porque para facelo de forma profesional unha orquesta necesita que lle dediques todo o tempo».

Pero tantas horas en el escenario y tantas noches de insomnio y cansancio le habían dejado el veneno en la sangre, y cuando algunos ex integrantes de Los Jaslas le ofrecieron participar en un nuevo grupo, Arela, aceptó y volvió a cantar hasta el 2008.

«Marchar con 17 anos a actuar en festas e bailes e en orquestas maioritariamente formadas por homes non foi fácil tampouco para os meus pais, pero sentámonos a falar e expliqueilles o meu criterio, e aceptárono». Reconoce que a veces vio historias raras, pero suelen afectar a quienes no se tienen respeto ni se hacen respetar. A su favor jugó la afición a la música de varios miembros de su familia. La contrapartida es que en las celebraciones familiares y de los amigos le toca agarrar la guitarra y cantar, a menudo con una de sus tías, de la que dice que tiene mejor voz que muchas cantantes que graban discos.