La fiscalía no ha dejado de mantener actuaciones curiosas con relación al doble crimen de O Ceao. Aparentemente nunca mostró demasiado por interés por el asunto, a pesar de las múltiples peticiones cursadas por los familiares de las dos víctimas mortales.
Los afectados recibieron el primer portazo del ministerio público cuando hace años le enviaron un escrito a la Fiscalía General y desde éste órgano ni tan siquiera se molestaron no solo en llevar a cabo alguna actuación sino en contestar en un sentido u otro a quienes pedían que se hiciese algo.
Llamaron a la puerta de Javier Rey, el fiscal jefe de Lugo, poco después de la incorporación de éste. Les dijo que esperaran a la vuelta de sus vacaciones y a que pudiera conocer el caso.
Rey recibió a los perjudicados hace unas semanas después de que el Subdelegado del Gobierno, en una hábil jugada, le endosase el caso que le estaba escociendo demasiado, entre otras razones, por la huelga de hambre que realizaba la hermana de la cajera tiroteada. El fiscal les dijo a los afectados que pediría que se investigase el caso. Lo hizo en una reunión en la que, al parecer, hubo algún momento de tensión. Ahora, en un escrito presentado a la Audiencia, pone trabas a la reapertura.