Las hijas de Marelo IV y Pavaroti se cotizaron como estrellas en Adai

B. Lázare LUGO/LA VOZ.

LUGO

Respondiendo a las expectativas de Acruga, la subasta anual de novillas de raza rubia gallega alcanzó precios que nunca se habían pagado hasta ayer

20 jun 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Hasta ayer nunca una novilla había superado los 4.000 euros en la subasta de ganado de raza rubia que celebra la asociación de criadores, Acruga, en la parroquia de Adai. En esta edición una los superó ampliamente y se batieron récords en el cómputo global. Los mayores precios los alcanzaron las que puso en venta la propia agrupación, que cría en colaboración con la Diputación en la granja provincial de Castro.

Las seis de este colectivo tenían un precio único de salida de 1.800 euros, pero la más cara alcanzó los 4.450. Otra llegó en la puja a 3.650 y la siguiente de más cuantía fue adjudicada en 3.150 euros. De las tres restantes subastadas, una fue vendida en 2.050, por otra ofrecieron los 1.800 euros del precio de salida y solamente una quedó sin adjudicar.

También se cotizaron bien las presentadas por ganaderos particulares. En estos casos los precios de salida para la subasta los fijaron los propios dueños de acuerdo con su criterio y, a la vista del resultado, casi todos fueron bastante comedidos en sus aspiraciones económicas. Por ejemplo, Emilio Seijas se conformaba con que le diesen por su vaca de 27 meses 2.060 euros pero se acabó llevando 2.700; otra de José Luis Lodeiro partía de 1.800 y fue adjudicada en 2.200, el mismo precio que le dieron a Manuel Fernández por la suya, que tenía un precio de salida de 1.500. La de Manuel Montero pasó de 1.500 euros a 1.900, en tanto que José Francisco Lago fue el ganadero más realista porque por una de las dos que presentó pedía 2.100 euros y fue adjudicada en 2.250 y la otra tenía un precio de salida de 2.100 y le dieron 2.150.

También fueron adjudicados los tres machos, aunque solo uno alcanzó los 2.100 euros. Los otros se quedaron en 1.900.

Nombres como Pavaroti, Marelo IV, Platero o Palmeiro fueron citados cada dos por tres por los subastadores. Eran los padres de las novillas o los padres de los hijos que esperan, porque todas están preñadas. Toxo y Ferreiro, los más grandes, solo van a exposiciones, porque si trabajan no engordan.