«Aquí no pasa el tiempo, el único cambio fue el de la peseta al euro»

Rodrigo Fernández
Roi Fernández CHANTADA/LA VOZ.

LUGO

Con 14 años aprendió de su padre a fabricar candiles, faroles y regaderas. Ahora que tiene 64, sigue en la brecha y no le faltan encargos

19 jun 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Pegerto Figueiras Figueiras es, a sus 64 años, el último artesano hojalatero que queda en activo en Chantada. El taller es su vida, pero lo cierto es que el hombre casi es más conocido en esta localidad como eficaz pescador de truchas que por su oficio artesanal.

-¿Cómo aprendió el oficio?

-De mi padre, que se llamaba como yo; a los 14 o 15 años y al mismo tiempo que iba a la escuela de don Jesús. Y mi padre y el señor Adolfo, que fue otro hojalatero vecino, aprendieron a los 7 años del señor Xaquín, un profesional que estaba aquí, en la casa de enfrente de mi taller.

-¿Cambiaron mucho en todos estos años su trabajo y el taller?

-Siempre se hace lo mismo desde aquellos tiempos y todo está como está. Aquí no pasa el tiempo, el único cambio fue el de las pesetas a los euros. Aquí empecé a fabricar muchísimas cosas y sigo haciendo candiles, faroles, regaderas, calderetas, formas de roscones y tartas, embudos, litros, latones [recipientes que se usaban para sacar el agua de los calderines de las cocinas de hierro]. Desde hace unos años fabrico para fuera incluso cosas que no se hacían antes, como saleros para los pulpeiros y aceiteras, cucharones para la harina, recogedores, y unos artilugios en forma de cucurucho para matar pollos y botes para el cebo de los pescadores.

-¿Entonces, hay tanta demanda?

-Sí, y además este trabajo también es de reparación, y funciona como antes con los arreglos de jarras, palanganas, potas de procelana...

Pegerto no exagera. Durante los minutos que dura la entrevista, prácticamente no dejan de pasar por el taller clientes para recoger sus útiles ya reparados.

-Tiene unas herramientas muy curiosas, además de antiguas

-Esa tan rara de ahí se llama universal, como las películas de cine, [risas], y es una herramienta para bordear la hojalata. Las bidornias y el mazo de envolver las calderetas son piezas antiquísimas que todavía las uso. Todas las herramientas son viejas, desde la fragua con su carbón de uz que se traía de los carboneros de Brigos y Vilaúxe, las tijeras, las tenazas el torno, los alicates... Lo que más se consume es hojalata, chapa galvanizada y estaño. Antes la lata venía de Asturias, de Avilés, y había que comprarla en cantidad, quinientos o mil kilos, y pagarla al contado. La traía O Noso Transportes.

-¿Aquí se hacían máquinas de sulfatar?

-Mi padre hizo muchas máquinas de sulfatar. Yo solo construí dos y hace ya cuarenta años. Hace poco vino un señor de Vilaquinte a arreglar una. Cuando le eché un vistazo me parecía conocida, y el dueño me dijo que la había hecho yo. Aún tenía la misma goma.