Falsos pradas, tous o guccis entre 20 y 10 euros

D.C.

LUGO

14 oct 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Los alrededor de dos mil subsaharianos que durante diez días tomaron las calles de la ciudad con sus mantas cargadas de mercancías, vendieron miles de falsos bolsos y carteras de prestigiosas marcas, algunos de ellos con réplicas de certificados de autenticidad en su interior. Abundaron los prada, gucci y de alguna que otra marca más. La venta de este tipo de artículos funcionó como en cualquier bazar de algún país del Norte de África, es decir, a través del regateo, práctica que buena parte de la clientela desconocía y que no ejercitaba. Los guías en Egipto, Marruecos o Túñez advierten al turista de que el precio de salida del vendedor es el doble de por el que está dispuesto a dejar la mercancía, previo tira y afloja sobre el precio.

En Lugo funcionó el regateo durante los dos días y los falsos relojes de Gucci, de Armani o de Lacoste, por los que los primeros días pedían entre 20 y 30 euros, se conseguían a 10, e incluso en el último día del San Froilán a siete, dependiendo de la pericia del regateador. Con los bolsos y los cinturones ocurrió otro tanto.

Quienes no practicaron el arte del regateo se pudieron llevar los mismos bolsos de Prada, Louis Vuitton, Dolce & Gabbana y Tous al precio de salida, en tanto que otros más hábiles lo sacaron por 15 euros e incluso menos. Realmente daba la impresión de que la oferta de artículos era amplísima, pero si uno se detenía en los que estaban expuestos, los modelos-répilca eran los misma en la rúa da Raíña, en la plaza Maior, en Bispo Aguirre o en las puertas de las casetas del pulpo.

La catalana Tous con tienda abierta en Lugo -otros años le tocó a otras marcas- fue la gran perjudicada de este San Froilán y por extensión, el resto de las tiendas de Lugo que comercializan bolsos y complementos porque, en épocas de crisis como la actual la tendencia es a reducir el gasto. En prácticamente todas las mantas y en buena parte de los puestos había artículos copiados a Tous, algunos de ellos con falso certificado de autenticidad.

Las rebajas de los manteros llegaron en la tarde noche del domingo, en que era posible conseguir los mismos artículos de los diez días, a dos o tres euros menos. Junto a los descuentos, aumentó la permisividad de los agentes del orden hacia los vendedores.

El domingo por la noche comenzó la desbandada y los dos millares de manteros congregados en Lugo emprendieron camino hacia otras fiestas, ferias o mercados. Los lucenses ya lo conocían, pero muchos visitantes se marcharon asombrados de la cantidad de oferta de artículos ilegales.