La humildad de África puebla Lugo

LUGO

Hosteleros y ciudadanos lucenses destacan la educación y el respeto de los centenares de vendedores subsaharianos que trabajan en el ferial estos días

10 oct 2008 . Actualizado a las 12:26 h.

Nacieron en países como Mozambique, Senegal, Mali o Gambia, pero el azar y el destino han hecho que estén estos días en Lugo, ganándose la vida en las patronales del San Froilán. Parte de ellos despachan su mercancía en los puestos oficiales del ferial. Pero otros muchos, quizá los menos favorecidos, se ven abocados a la venta ilegal de productos falsificados.

«Son gente muy respetuosa, muy noble y muy educada», indicó Mari Ávila, trabajadora de la cafetería Marbel, adonde esta semana acuden diariamente a comer y a cenar decenas de inmigrantes subsaharianos. «Jamás he visto a uno de ellos robando. A gente de otras razas sí la he visto, pero no a ellos. Me da pena que algunas personas los desprecien y los insulten por ser negros», agregó la mujer.

Tras el tumulto del miércoles por la tarde, cuando la Policía Nacional intentó detener a varios, ayer los manteros tomaron de nuevo calles como Rodríguez Mourelo, Bispo Aguirre o Vila de Foz.

Y de nuevo, como las abejas que buscan la miel, numeroso público se concentró ante las telas extendidas en el suelo para mirar y, a veces, comprar a precios reducidos supuestos cinturones de Dolce & Gabbana, polos de Lacoste o relojes de Armani, entre otros. «Están ganándose su pan dignamente», destacó una señora de mediana edad llamada Amalia. «¿Qué mal hacen con las películas? No entiendo que la policía deje que se venda droga en la feria y persiga a los más débiles», añadió una mujer que trabaja en una de las atracciones.

Competencia en el comercio

¿Pero el top manta no es competencia desleal para los comerciantes que pagan sus impuestos todo el año? «Que abran os domingos, que cobren menos e que deixen de queixarse tanto que os rapaces das mantas só están no San Froilán. O resto do ano xa é todo o negocio para eles», destacó Juan, un treintañero lucense que acababa de comprar una colonia de la «marca» Carolina Herrera.

«Menudas carreras que se pegan los negritos con el saco en la espalda cuando viene la policía estos días», lamentó Amalia finalmente.