La versatilidad de esta artista lucense, le abrió infinidad de puertas a esta soprano luguesa que, tan pronto hace lírico, como una zarzuela o un musical
31 ago 2008 . Actualizado a las 02:00 h.Cantante y actriz teatral, esta lucense de 36 años de edad, se fue introduciendo casi de forma inconsciente en el mundo de la canción, de manera que prácticamente creció encima de los escenarios. «De pequeña quería ser bailarina» señalaba Noemi Mazoy. Y es que esta soprano comenzó ya abarcando diferentes modalidades artísticas, entre las que se encuentra la canción, los musicales y el teatro, cosa que, según la actriz: «Me ha abierto muchas puertas gracias a mi facilidad para adaptarme a diferentes géneros».
-¿A qué edad actuó por primera vez ante el público?
-Si no recuerdo mal, fue a los cinco años, más o menos. Empecé actuando en la iglesia de A Nova a la hora de la misa, cantando y tocando el órgano, ya que había dado clases de piano durante cinco años. Después me presenté a las pruebas para el Orfeón Lucense, justo cuando iban a empezar con la zarzuela Non chores Sabeliña . Tuve la suerte de que me dieron un papel, que resultó ser el de la misma Sabeliña. Esa obra me marcó muchísimo. De hecho, representa lo que más me gusta del teatro, que es esa interacción cercana y directa con el público. Me parece algo muy entrañable, es decir, el poder transmitir infinidad de sensaciones a los espectadores. Sin duda, guardo muy buenos recuerdos de esa actuación. Tengo que agradecerle a mi madre que me llevara a hacer las pruebas.
- ¿Qué le llevó a dar el salto a Madrid?
-Una de las veces que canté en la iglesia, me vio un organista, Antonio Ibañez, y le debió de gustar tanto que fue a hablar con mis padres y les dijo «Esta niña tiene que ir a estudiar a Madrid a la Escuela de Arte dramático, porque canta de maravilla». Y así, con 20 años y casi sin darme cuenta, me planté en Madrid e hice las pruebas para entrar en la escuela.
- Fue entonces cuando dio a conocer su gran producción musical, El Chalet Azul ...
-Si... (risas). Me mandaron hacer pruebas de todo lo que sabía hacer, empezando por la canción y terminando por el claqué, y ni corta ni perezosa hice una interpretación del Chalet Azul , un tema que había compuesto con siete añitos, que hablaba de la naturaleza... (risas). La verdad es que les debió de gustar, porque al final me cogieron y allí estudié durante cuatro años. No me fue nada mal, teniendo en cuenta que se habían presentado unas 400 personas para catorce plazas.
- Durante su aprendizaje en la escuela, estudió también lírico por su cuenta y continuó con las clases de baile contemporáneo. ¿Le ayudó esa gran variedad de modalidades artísticas en su carrera musical?
-Muchísimo. De hecho, desde el primer año que estuve en Madrid pude sobrevivir perfectamente gracias a los musicales. Tan pronto hacía musicales como Gospel o Víctor Victoria , como zarzuelas o conciertos de lírico. Esta versatilidad me ayudó enormemente ya que, además, puedo adaptarme con facilidad a distintos tonos de voz. Por eso, muchas veces me llaman para hacer suplencias de varios personajes de una obra a la vez. Sin ir más lejos, en El Diario de Ana Franck , un día hacía de la Señorade Van Dam, una mujer de unos cincuenta años, con un tono de voz muy grave, y al día siguiente hacía de Ana Frank o de su hermana, cambiando totalmente de registro. Esta capacidad de adaptación me ha ayudado a dar vida a personajes muy diferentes, desde un personaje tan dramático como Ana Frank, a otro tan cómico como Norma Cassidy en Víctor Victoria .
-Precisamente hace dos meses terminó con la obra del Diario de Ana Frank en el Teatro Calderón de Madrid. ¿Tiene algún proyecto inmediato?
-Me gustaría reiniciar el proyecto que tuve que aplazar el año pasado a causa de otros compromisos. Se trata de una mezcla de canción y poesía para promocionar el Camino de Santiago.