La inauguración de una exposición de 99 artistas lucenses o vinculados a la provincia propició la mayor de las fiestas celebradas últimamente en el Museo Provincial. Estaban casi todos y alguno no asistió porque se encuentra a muchos kilómetros, mar por medio. Bastantes llegaron acompañados por familiares y amigos, además del público que acudió a ver la muestra ya el primer día. El resultado fue que en un momento dado el personal de la institución tuvo que restringir la circulación de gente por las salas, ante el peligro de que fuese excesivo el peso en las plantas altas del inmueble.
La celebración comenzó pasadas las seis de la tarde, con la recepción a los artistas en una carpa situada en los jardines de la plaza Antón de Marcos, en la parte posterior del edificio. Allí estaban el vicepresidente primero, Antón Bao ; el diputado provincial de Cultura, Antonio Veiga ; la gerente, Encarna Lago , y el resto del personal del Museo, que trabajó arreo en el montaje. Tras la foto de familia en el exterior bajo una fina lluvia, Bao les dio la bienvenida y fue servido un café en un acto que estaba previsto para que expusiesen sus preocupaciones, inquietudes y propuestas a los nuevos responsables políticos de la institución.
Los artistas son gente inconformista y generalmente desinhibida. Sin embargo, en un ataque colectivo de timidez o en un exceso de prudencia, nadie habló ante el micrófono. Solamente pasado un rato hubo varias intervenciones para dar las gracias al Museo y a la gente que trabaja en el. Hablaron Luz Darriba , Dolores Guerrero , Marta Prieto y Paco Pestana . Inauguración. En el acto de inauguración, el vicepresidente primero explicó la nueva política cultural de la Diputación (que para eso estamos en la época que estamos), y Antonio Veiga se centró más en el acontecimiento, detallando el porqué del nombre Abertal, y el ronsel o rastro que dejó el Museo en sus 75 años de existencia, que se conmemoran con esta macroexposición. Por cierto, estará abierta todo el año e irá incorporando otras obras. Epílogo. El acontecimiento acabó como comenzó, por todo lo alto. Actuó un grupo de música y los artistas e invitados participaron en una animada tertulia, con pinchos, bebidas y una tarta de más de un metro de altura.